Los efectos a largo plazo del e-cigarro son aún desconocidos. No está claro que provoque neumonías, aunque ya se ha diagnosticado dos casos en vapeadores. Tampoco se sabe cuánto perjudica la inhalación pasiva del vapor; ni siquiera si ayuda a dejar de fumar, o al contrario, provoca adicciones a la nicotina.
El vapeo ha pillado por sorpresa a todo el mundo, se ha difundido por Europa y ha levantado una industria millonaria.
Los estanqueros confirman que se ha vendido como rosquillas. Además del dispositivo electrónico, venden botes de líquido con nicotina, desde 0 hasta 24 miligramos. Estos líquidos están compuestos por glicerol, propilenglicol, nicotina y extractos de hierbas.
En marzo saltó la primera gran alarma. En el hospital universitario de A Coruña diagnosticaron un caso de neumonía lipoidea asociado al consumo de cigarrillos electrónicos. Es el segundo caso detectado en el mundo.
La doctora Julia Tábara, responsable de la unidad de tabaquismo del hospital, declaró que este hombre de unos 50 años, y que solía fumar unos 40 cigarrilos al día, comenzó a usar el vapeador por una patología no relacionada con el tabaquismo. Los médicos descubrieron nódulos adiposos en sus pulmones y los achacaron a la glicerina vegetal presente en el líquido del cigarrillo.
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