Maven, que ha costado 671 millones de dólares, es un artefacto no tripulado de 2,4 toneladas lanzado en noviembre de 2013 desde Cabo Cañaveral en Florida (EE UU). «Hasta ahora el funcionamiento de la sonda y de sus instrumentos van bien», ha dicho David Mitchell, del centro Goddard de vuelos espaciales de la NASA y responsable del proyecto. Una vez en órbita provisoria, la sonda comenzará un período de cinco semanas de calibraje de su instrumental.
Después, se ubicará sobre una órbita elíptica definitiva de cuatro horas y media, que le permitirá realizar observaciones de todas las latitudes y todas las capas de la atmósfera superior de Marte, con una altitud variable de 150 km hasta más de 6.000 kilómetros.
«La Misión Maven tratará de responder adónde se fue toda el agua que estaba en Marte en un pasado distante, así como el dióxido de carbono (CO2)», dice Bruce Jakosky, de la Universidad de Colorado y principal científico del proyecto. «Estos son asuntos importantes para comprender la historia de Marte, de su clima y de la posibilidad de la vida (en ese planeta), al menos de vida microbiana», señala
Maven cuenta con ocho instrumentos científicos, entre ellos un espectrómetro de masas para determinar las estructuras moleculares de los gases atmosféricos y el sensor SWEA (Solar Wind Electron Analyzer), que analizará el viento solar. Es precisamente el Sol el principal sospechoso de robar la atmósfera de Marte, a causa de las potentes radiaciones y el viento solar, expulsado al espacio de forma continua. Ahora, los científicos tendrá la oportunidad de comprobar si esta hipótesis está en lo cierto.
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