ADN ADHERIDO A UN COHETE SOBREVIVE A UN VIAJE ESPACIAL


En la rosca de un tornillo del exterior de una nave espacial, unas bacterias, pueden sobrevivir a la hipergravedad durante el despegue. Según un experimento, también superaron la radiación mientras el cohete se paseaba por el espacio y a la temperatura extrema en su reentrada en la atmósfera terrestre. La investigación puede tener grandes implicaciones en el campo de la exobiología, la búsqueda de vida alienígena, o la exportación de organismos terrestres a otros mundos.

Mientras investigaban el impacto de la gravedad en células humanas, a los investigadores de la Universidad de Zúrich se les ocurrió la idea de pegar unas bacterias al casco del cohete de la misión TEXUS 49. Este tipo de cohetes, lanzados desde la estación espacial Esrange, en el norte de Suecia, llevan décadas realizando vuelos suborbitales para estudiar cómo afecta la microgravedad a materiales, compuestos químicos y moléculas orgánicas.


En esta ocasión, el cohete llevaba en varias zonas del exterior muestras de unas moléculas de ADN bacteriano llamadas plásmidos. Estos compuestos contienen material genético de la célula pero fuera de los cromosomas. Entre sus funciones está la de contener genes que aportan alguna ventaja selectiva, como la resistencia contra determinado antibiótico.

El profesor Oliver Ullrich y la doctora Cora Thiel, los dos del Instituto de Anatomía de la universidad suiza, pegaron muestras de plásmidos bacterianos en el casco del cohete, en la parte posterior del módulo de carga y hasta en la cabeza de los tornillos con los que estaba sellado días antes de que el TEXUS-49 despegara, en marzo de 2011. Como control, conservaron otras muestras en tierra.

El ADN bacteriano tuvo que enfrentarse a un verdadero infierno. En el despegue, soportó una intensa hipergravedad y, durante los 378 segundos en el espacio, estuvo expuesto a la radiación ultravioleta y un frío extremo que se convirtió en calor abrasador en la reentrada a la atmósfera terrestre, momentos en los que la temperatura del caso superó los 128º. Y sin embargo, sobrevivió.

"Nuestro estudio muestra que, si existiera ADN y viajara por el espacio en un meteorito, por ejemplo, podría sobrevivir a la entrada en la atmósfera de la Tierra", explica el profesor Ullrich.
Otra de sus aportaciones que más llaman la atención es la siguiente: "Pegado a una nave espacial, el ADN podría contaminar otros cuerpos celestes, por lo que sería complicado determinar si existía alguna forma de vida en el planeta o fue introducida por la nave"

Este tipo de investigaciones sirve para acumular datos sobre la posibilidad de que la vida se pueda transferir de un planeta a otro a través del espacio. Además, puede servir para reforzar la teoría de la panspermia que, de la misma forma en que se está demostrando que vida terrestre puede escapar al espacio, las primeras semillas pudieron venir de él.

FUENTE: 
-http://elpais.com/elpais/2014/11/26/ciencia/1417018562_648620.html

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