En la rosca de un tornillo del exterior de una nave espacial, unas bacterias, pueden sobrevivir a la hipergravedad durante el despegue. Según un experimento, también superaron la radiación mientras el cohete se paseaba por el espacio y a la temperatura extrema en su reentrada en la atmósfera terrestre. La investigación puede tener grandes implicaciones en el campo de la exobiología, la búsqueda de vida alienígena, o la exportación de organismos terrestres a otros mundos.
En esta ocasión, el cohete llevaba en varias zonas del exterior muestras de unas moléculas de ADN bacteriano llamadas plásmidos. Estos compuestos contienen material genético de la célula pero fuera de los cromosomas. Entre sus funciones está la de contener genes que aportan alguna ventaja selectiva, como la resistencia contra determinado antibiótico.
El ADN bacteriano tuvo que enfrentarse a un verdadero infierno. En el despegue, soportó una intensa hipergravedad y, durante los 378 segundos en el espacio, estuvo expuesto a la radiación ultravioleta y un frío extremo que se convirtió en calor abrasador en la reentrada a la atmósfera terrestre, momentos en los que la temperatura del caso superó los 128º. Y sin embargo, sobrevivió.
Otra de sus aportaciones que más llaman la atención es la siguiente: "Pegado a una nave espacial, el ADN podría contaminar otros cuerpos celestes, por lo que sería complicado determinar si existía alguna forma de vida en el planeta o fue introducida por la nave"
FUENTE:
-http://elpais.com/elpais/2014/11/26/ciencia/1417018562_648620.html
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