LA COMIDA RÁPIDA AUMENTA EL RIESGO DE DEPRESIÓN

 Según un estudio realizado por científicos de la Universidad de Las Palmas y la Universidad de Granada, el consumo de comida rápida aumenta el riesgo a padecer depresión. Para la investigación contaron con la participación de 8964 participantes del "Seguimiento Universidad de Navarro (SUN)". Estos conejillos de indias, que no contaban con  antecedentes en depresión ni habían consumido ningún tipo de medicamento antidepresivo, fueron seguidos durante seis años. Para este seguimiento, los pacientes rellenaban una serie de cuestionarios cada dos años en los que exponían sus hábitos de vida y alimentación. Durante estos años, a 493 de los participantes les diagnosticaron depresión o comenzaron a tomar antidepresivos.


Además de la relación directa entre comida basura y depresión, el estudio detalló que aquellos que estaban solteros, eran menos activo y no querían saber nada la dieta mediterránea -cuyos pilares son las frutas, frutos secos, pescado, verduras y aceite de oliva-eran más propensos a la ingesta de este tipo de alimentos. Además de ser más aficionados a devorar pizzas, donuts y hamburguesas, tenían otros malos hábitos como fumar y dedicaban demasiadas horas al trabajo -un promedio de más de 45 horas-.

El estudio, que se ha publicado en la revista Public Health Nutrition, corroboró los resultados del proyecto SUN realizado en 2011 en el que, tras analizar a 12059 personas, salieron a la luz 657 casos de depresión. Sin embargo, en este caso el incremento del riesgo de depresión se cuantificó un 42% frente al 51% de esta última investigación.

Estas cifras también hacen referencia a la bollería industrial. Almudena Sánchez-Villegas de la Universidad de Las Palmas y primera autora del estudio al Servicio de información y noticias científicas (SINC), conluyó que «aunque son necesarios más estudios, debería controlarse el consumo de este tipo de alimentos debido a su repercusión en la salud tanto física (obesidad, enfermedad cardiovascular) como mental».

La depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo y se calcula que afecta a unos 350 millones de personas. Además de repercutir en las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales a los problemas cotidianos, la depresión puede convertirse en un problema de salud serio si no se trata o diagnostica correctamente. Hacer un esfuerzo por modificar aquellas costumbres contrarias a nuestro bienestar y llevar una buena alimentación incidirá sobre nuestra salud mental. Un patrón dietético como la dieta meditarránea y la introducción de alimentos como verduras, frutas, frutos secos y legumbres a nuestro menú diario así como evitar los establecimientos de comida rápida puede poner freno al desarrollo de trastornos depresivos.

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