Los estrógenos, hormonas sexuales femeninas, podrían
proteger a las mujeres de algunos tipos de leucemia. Lo acaba de averiguar un
equipo del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, una información
que puede conducir al desarrollo de nuevos tratamientos para algunos tipos de
leucemia para las que no existen terapias curativas en la actualidad, las
llamadas neoplasias mieloproliferativas. Los investigadores ya han probado en
ratones la eficacia de un tratamiento que se utiliza para algunos cánceres de
mama, el tamoxifeno, y han visto que la terapia bloquea los síntomas y la progresión
de estas neoplasias mieloproliferativas aunque no
cura la enfermedad porque se ha visto
que si se interrumpe el tratamiento con tamoxifeno, el cáncer reaparece.
En concreto, en el trabajo que se publica en Cell Stem Cell,
se ha visto que los estrógenos son capaces de regular la actividad de las
células madre sanguíneas de la médula ósea e influir así en el desarrollo de
algunos tipos de leucemia y otros trastornos de la sangre.
Desde hace tiempo, se sabe que los hombres tienen un mayor
riesgo de desarrollar leucemia que las mujeres. Aunque se ignoran las causas,
se sospecha que las hormonas sexuales podrían explicar al menos parcialmente
estas diferencias. El investigador señala que estas hormonas sexuales son un
factor protector frente a neoplasias mieloproliferativas.
Las neoplasias mieloproliferativas son tumores frecuentemente causados por una
mutación en el gen que produce la proteína JAK2 en las células madre
sanguíneas, y actualmente no existe para ellas ningún tratamiento curativo, con
la excepción del trasplante de médula ósea.
Una vez que se demostró el papel protector de los
estrógenos, los investigadores descubrieron una importante implicación
práctica. El tamoxifeno tiene efectos específicos sobre determinadas células de
la médula ósea, en concreto sobre las células madre sanguíneas y su
descendencia más inmediata, los llamados progenitores multipotentes.
Los investigadores vieron
que el tamoxifeno tenía un efecto muy distinto en ratones sanos y enfermos. Es
decir, cuando se administró a ratones normales produce la muerte celular de los
progenitores multipotentes, mientras que cuando se administra a animales
enfermos, se observa un bloqueo de los síntomas y la progresión de la
enfermedad.
Además, estos efectos no causan apenas ninguna alteración en
el resto de las células sanguínea. A
diferencia de lo que ocurre en el cáncer de mama, donde el tamoxifeno bloquea
la acción de los estrógenos.
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