LA PORFIRIA: ENFERMEDAD METABÓLICA

La porfiria es una enfermedad generalmente hereditaria y muy degenerativa. Esta enfermedad metabólica está causada por la falta de las enzimas que intervienen en la biosíntesis del grupo hemo. Se considera una enfermedad rara. Antonio Fontanellas, investigador de la unidad de Hepatología y Terapia Génica del CIMA experto en porfirias explica que aproximadamente una de cada 10.000 personas tiene el gen, pero no todas desarrollan la enfermedad y de estas solo el 20% tiene crisis, y un 2% la cronifica.


Dada la falta de este tipo de enzimas el hígado fabrica metabolitos: ALA (ácido delta aminolevulínico) y PBG (porfobilinógeno) que son materiales intermedios en la fabricación del grupo hemo que como aclara Fontanellas son tóxicos. En las personas sanas, el proceso sigue y se gastan, sin embargo no ocurre lo mismo en las afectadas, y estos productos salen del hígado causando la enfermedad.

En el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) ha llevado acabo un ensayo de una pionera terapia génica para combatir esta enfermedad. El estudio se ha basado en el hígado de Mari Ángeles Guillamón, 66 años, que espera que tras la investigación desaparezcan sus dolores, y el sueño y pueda, dentro de lo que cabe, tener una vida normal. Este es uno de los pocos ensayos de terapia génica a nivel mundial que se han llevado a cabo y el único contra la Porfiria.

Existen una serie de factores que han hecho posible que en tan solo ocho años se haya pasado de tener una enferma sin apenas esperanza al ensayo de una cura:

Primero, el encuentro entre Guillamón y Jesús Prieto, director del Área de Terapia Génica y Hepatología del CIMA.

El segundo factor fue la creación del CIMA, abierto en 2004 y que actualmente busca nuevos mecenas para financiarse.
El tercer factor es científico. La porfiria está causada por un solo gen. Además, el proceso de la formación del grupo hemo se da en el hígado, por lo que la terapia tiene que dirigirse ahí.

El cuarto es el factor humano. Se incorporaron a la investigación: A.Fontanellas, Gloria González-Aseguinolaza, coordinadora del proyecto AIPGENE y Rubén Hernández-Alcoceba. Diseñaron un vector que debía llevar hasta los hepatocitos el gen de la enzima necesaria, y que lo hiciera de manera segura. Dado que muchos problemas de la terapia génica derivaban de que se usaron vectores que no se podían dirigir: los genes que se quieren introducir hay que acompañarlos de promotores que activen la maquinaria celular. El riesgo está cuando algunos promotores caen cerca de un oncogén y desatan un cáncer en el paciente.

Para evitar el peligro hay que contar con que los VAA (vectores virales adeno-asociados) que infectan, al hígado y además, son poco integrativos. Es decir, que el fragmento de ADN que llevan se incorpora a la célula de forma que se sintetice la enzima correspondiente, pero no se integra de forma activa en el resto del material genético. Se mantiene aislado, por lo que el peligro de que interaccione o active los oncogenes desaparece. De esta forma se puede actuar no sólo sobre esta enfermedad sino sobre otras enfermedades hepáticas.


Fuentes:
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/03/11/actualidad/1363023814_784418.html



Realizado por:
Clara López Casillas 2ºG

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