El cáncer pancreático es uno de los más agresivos y más difíciles de diagnosticar, además de ser el único que tiene una tendencia de mortalidad ascendente.Es uno de los cánceres más temidos y, al mismo tiempo, de los más desconocidos para los científicos. Y, de hecho, el cáncer de páncreas ha aumentado su tasa de mortalidad desde 2009 en mujeres y hombres (5% y 4%, respectivamente), según datos recogidos en los 28 países de la Unión Europea y publicados en "Annals og Oncology".
La Plataforma Europea del Cáncer de Páncreas afirma que casi siempre se diagnostica demasiado tarde y que el 80% de los pacientes tienen una esperanza de vida sólo de cuatro a seis meses. Por tanto, solamente al 20% se le detecta a tiempo. Si se logra y se emplean cirugía y quimioterapia las posibilidades de sobrevivir cinco años o más aumentan diez veces.
Sin embargo en España alrededor de 6.300 personas son diagnosticadas cada año con cáncer de páncreas, y sólo el 4% de los pacientes sobrevive a los 5 años, según datos del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC). De los pacientes operados, el 80% recaen y fallecen.
Este tumor está resistiendo los esfuerzos de la investigación biomédica, principalmente porque el diagnóstico es muy complicado. En primer lugar por la situación anatómica del órgano, que lo hace difícil de localizar. Se sitúa dentro del abdomen, detrás del estómago y cerca del hígado y del intestino, lo que causa que en muchas ocasiones cuando se detecta la enfermedad ya hay metástasis en los órganos adyacentes.
Por otra parte, los síntomas no siempre son reveladores, ya que pueden provenir de otro tipo de dolencia que no tenga nada que ver con el cáncer. Las principales formas en las que se manifiesta la enfermedad es la pérdida de peso y apetito, dificultad para digerir alimentos, un color de piel más amarillento o náuseas.
El tumor que se aloja en la cabeza del páncreas es especialmente agresivo, quizá por su situación estratégica entre varios órganos y por la profusión de vasos sanguíneos, un caldo de cultivo idóneo para la metástasis del cáncer, como explica la revista "Sciences et avenir".
“Actualmente sólo se disponen de fármacos que son útiles para disminuir el porcentaje de recaídas tras la cirugía y para incrementar la supervivencia media y la calidad de vida en los pacientes con enfermedad localmente avanzada y metastásica”, señalan en GEPAC, que han puesto en marcha una división sobre esta letal enfermedad.
La progresión ascendente es muy preocupante, sobre todo cuando se observa la curva descendente de la tasa de mortalidad de otros cánceres más comunes como el de mama o próstata, según las proyecciones a nivel europeo.
La Plataforma Europea del Cáncer de Páncreas afirma que casi siempre se diagnostica demasiado tarde y que el 80% de los pacientes tienen una esperanza de vida sólo de cuatro a seis meses. Por tanto, solamente al 20% se le detecta a tiempo. Si se logra y se emplean cirugía y quimioterapia las posibilidades de sobrevivir cinco años o más aumentan diez veces.
Sin embargo en España alrededor de 6.300 personas son diagnosticadas cada año con cáncer de páncreas, y sólo el 4% de los pacientes sobrevive a los 5 años, según datos del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC). De los pacientes operados, el 80% recaen y fallecen.
Este tumor está resistiendo los esfuerzos de la investigación biomédica, principalmente porque el diagnóstico es muy complicado. En primer lugar por la situación anatómica del órgano, que lo hace difícil de localizar. Se sitúa dentro del abdomen, detrás del estómago y cerca del hígado y del intestino, lo que causa que en muchas ocasiones cuando se detecta la enfermedad ya hay metástasis en los órganos adyacentes.
Por otra parte, los síntomas no siempre son reveladores, ya que pueden provenir de otro tipo de dolencia que no tenga nada que ver con el cáncer. Las principales formas en las que se manifiesta la enfermedad es la pérdida de peso y apetito, dificultad para digerir alimentos, un color de piel más amarillento o náuseas.
El tumor que se aloja en la cabeza del páncreas es especialmente agresivo, quizá por su situación estratégica entre varios órganos y por la profusión de vasos sanguíneos, un caldo de cultivo idóneo para la metástasis del cáncer, como explica la revista "Sciences et avenir".
“Actualmente sólo se disponen de fármacos que son útiles para disminuir el porcentaje de recaídas tras la cirugía y para incrementar la supervivencia media y la calidad de vida en los pacientes con enfermedad localmente avanzada y metastásica”, señalan en GEPAC, que han puesto en marcha una división sobre esta letal enfermedad.
La progresión ascendente es muy preocupante, sobre todo cuando se observa la curva descendente de la tasa de mortalidad de otros cánceres más comunes como el de mama o próstata, según las proyecciones a nivel europeo.
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