Los factores de transcripción son unas proteínas que se unen al ADN en el núcleo celular y su función es reprimir o activar la expresión genética. La activación de los genes produce la síntesis de proteínas que dan lugar a diversas funciones del organismo entre las que destacan se encuentran la función estructural, hormonal, inmunitaria y enzimática. Los estudios llevados a cabo por científicos del Instituto de Biología Evolutiva destacan la complejidad de dichos factores que ha aumentado con el paso del tiempo y ha tenido una enorme repercusión en la evolución de los seres vivos a la vez que el paso de organismos unicelulares a pluricelulares.
La investigación se basó en el estudio del análisis de los factores de transcripción en numerosos genomas eucariotas. Entre ellos podemos encontrar plantas y animales, así como organismos unicelulares.
Se comprobó que los animales y plantas poseen una acción transcriptiva mucho más compleja que en los demás organismos. Ésto se debe al complejo desarrollo embrionario de dichos organismos que da lugar a un mayor control genético, lo que deriva a una mayor actividad por parte de los factores de transcripción.
La complejidad de la maquinaria genética surgió de una manera progresiva; los organismos unicelulares más próximos a las plantas y a los animales poseen una complejidad transcripcional notable.
Los científicos llevaron a cabo el análisis de los factores de transcripción durante el desarrollo del organismo. En los animales la actividad de estos factores es mayor en la etapa de desarrollo que en la etapa en la que el animal es un ser adulto. En las plantas los factores de transcripción permanecen activos aún después del desarrollo inicial, tal vez ésto sea debido a que la formación de estructuras como las hojas o las ramas tiene lugar tras él.
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