Según una nueva investigación, ciertas células mutantes siguen tratando de replicar su ADN, con resultados desastrosos, incluso después de que ciertos medicamentos las hayan privado de las materias primas que necesitan para realizar ese proceso.
Gracias al uso de nuevas técnicas de captación de imágenes, por vez primera se ha conseguido apreciar que aunque los fármacos aplicados en la quimioterapia desactivan el proceso de replicación del ADN de la mayoría de las células cancerosas, unas pocas siguen intentándolo, desenrollando el ADN y creando hebras de ADN dañadas.
Los métodos anteriores para examinar los efectos de la quimioterapia a escala celular no habían permitido ver lo que realmente ocurría con esa minoría de células y se creía que también dejaban de replicarse y que su maquinaria de replicación simplemente se deshacía, causando por ello graves daños al ADN.
Los resultados obtenidos con la nueva técnica sugieren que en dichas células los procesos de replicación continúan activos y contribuyen de manera importante a los daños.
El equipo de Susan Forsburg, Sarah Sabatinos y Marc Green, de la Universidad del Sur de California, utilizó un fármaco usado comúnmente en la quimioterapia para ver sus efectos específicos en las células de interés. El fármaco deja a las células sin nucleótidos, que son moléculas que las células usan para construir cadenas de ADN.
Estudios anteriores habían mostrado que las células normales reconocen la pérdida de nucleótidos y dejan de tratar de replicar su ADN, una situación que en algunos aspectos es similar a cuando un conductor al que se le está acabando el combustible detiene su vehículo de forma controlada para evitar quedarse detenido en medio de la carretera cuando el combustible deje de llegar al motor.
Lo que encontraron los investigadores es que las células que conforman esa minoría antes citada ignoran esta señal. Usando la metáfora anterior, el conductor del automóvil no puede levantar el pie del acelerador y sigue adelante hasta que su motor se detiene. Aunque esto no dañaría el motor de un automóvil necesariamente, es catastrófico para el ADN.
Estas células mutantes siguen tratando de replicar su ADN, desenrollando las hebras, hasta que éstas llegan a un "punto de colapso" donde se rompen, posiblemente el peor tipo de daño que se le puede hacer a una célula.
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