La lechuga es un alimento que aporta muy pocas calorías por su alto contenido en agua, su escasa cantidad de hidratos de carbono y menor aún de proteínas y grasas. Además aporta una gran cantidad
de vitaminas, entre las que destaca la presencia de folatos, provitamina A o beta-caroteno, y vitaminas C y E, así como magnesio.
Las hojas más externas de la lechuga concentran la mayor parte de vitaminas y minerales, y es un alimento perfecto para la época de ensaladas. Además es una gran aliada en la lucha contra el cáncer por su contenido en antioxidantes, pero algunas variedades contienen más antioxidantes que otras.
La lechuga es buena para controlar el exceso de peso por su bajo contenido calórico y alto en fibra que provoca una sensación de saciedad precoz. Facilita las digestiones por su composición nutricional y riqueza en enzimas, mejora el tránsito intestinal, es un potente diurético y depurativo por su alto contenido en agua. Además, en mujeres embarazadas y niños, el ácido fólico que aporta la lechuga contribuye a tratar o prevenir anemias, sostiene Knowi.
La lechuga tiene dos propiedades muy destacables, según apuntan los expertos. Y es que la lechuga juega un papel importante en la prevención de enfermedades cardiovasculares y oncológicas por su contenido en antioxidantes, capaces de controlar y bloquear los radicales libres, por un lado, y por otro, la lechuga funciona como inductor al sueño por sus propiedades anestésicas, sedantes y somníferas debido a la presencia de sustancias que se encuentran en el látex de la lechuga silvestre.
El color y los antioxidantes
En cuanto a los populares antioxidantes, hay que señalar que no todas las variedades de lechuga tienen el mismo efecto. Según un nuevo estudio, el color de las hojas de las lechugas determina la velocidad con la que actúan sus compuestos. Así, las de hoja verde tienen unos antioxidantes que reaccionan a velocidad lenta, mientras que las de hoja roja tienen un efecto más rápido.
Los antioxidantes protegen a largo plazo de las reacciones en cadena de los procesos de radicales libres, es decir, de las moléculas que son capaces de producir un daño celular y generar diferentes enfermedades. Los radicales libres dañan al cuerpo causando, en el mejor de los casos, el envejecimiento, y en el peor, graves enfermedades. Las lechugas son ricas en antioxidantes, ya que contienen compuestos como ácidos fenólicos, flavonoides, antocianinas o vitaminas A y C, entre otros.
Desde 2011, el equipo de la investigadora Usue Pérez-López, del departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU, ha analizado los compuestos de tres variedades de lechuga: la 'Batavia' (de hoja verde), la 'Maravilla cuatro estaciones' (semi-roja), y la 'Hoja de roble' (de hoja roja). Gracias a las técnicas de Resonancia Paramagnética Electrónica (EPR), el grupo de investigadores pudo observar el comportamiento de las cinéticas de los compuestos de cada variedad.
Los resultados, publicados en el Journal of Agricultural and Food Chemistry, reflejan que la lechuga de hoja verde contiene compuestos antioxidantes hidrosolubles que actúan a velocidad lenta e intermedia, los de hoja roja son compuestos de cinéticas intermedias y rápidas, y la semi-roja tiene los tres tipos de compuestos, tanto de velocidad rápida, intermedia como lenta.
Por tanto según la investigadora responsable de este estudio, "el hecho de que haya compuestos que actúan a diferentes ritmos no quiere decir que unos sean mejores o peores que otros. Si ingerimos alimentos que pueden generar una actividad radicalaria (por radicales libres), habrá unos compuestos que por su actividad las eliminarán de forma más rápida".
Pérez -López señala que también es importante que "nuestro organismo adquiera alimentos con antioxidantes de cinética más lenta, para que éstos sigan actuando a lo largo de un tiempo más prolongado. Por eso es muy interesante mezclar diferentes tipos de lechuga", añade la científica.
Una vez determinada la cinética de los antioxidantes, la investigación continúa en la actualidad con el objetivo de lograr una mejora nutracéutica de estas tres variedades de lechuga. El equipo de investigación pretende potenciar el efecto de los compuestos específicos de cada variedad sometiendo a las plantas a estreses cortos. Estos compuestos realizan funciones de defensa en las plantas.
De esta manera, si se les aplican condiciones que no son las habituales (como, por ejemplo, regándolas con agua salinizada, sometiéndolas a una alta intensidad de luz o trabajando con concentraciones elevadas de CO2), se intensificarán esas defensas y, en consecuencia, se potenciarán sus cualidades antioxidantes.
ENLACES:http://ecodiario.eleconomista.es/ciencia/noticias/6613534/04/15/Las-mejores-lechugas-para-luchar-contra-el-cancer.html
de vitaminas, entre las que destaca la presencia de folatos, provitamina A o beta-caroteno, y vitaminas C y E, así como magnesio.
Las hojas más externas de la lechuga concentran la mayor parte de vitaminas y minerales, y es un alimento perfecto para la época de ensaladas. Además es una gran aliada en la lucha contra el cáncer por su contenido en antioxidantes, pero algunas variedades contienen más antioxidantes que otras.
La lechuga es buena para controlar el exceso de peso por su bajo contenido calórico y alto en fibra que provoca una sensación de saciedad precoz. Facilita las digestiones por su composición nutricional y riqueza en enzimas, mejora el tránsito intestinal, es un potente diurético y depurativo por su alto contenido en agua. Además, en mujeres embarazadas y niños, el ácido fólico que aporta la lechuga contribuye a tratar o prevenir anemias, sostiene Knowi.
La lechuga tiene dos propiedades muy destacables, según apuntan los expertos. Y es que la lechuga juega un papel importante en la prevención de enfermedades cardiovasculares y oncológicas por su contenido en antioxidantes, capaces de controlar y bloquear los radicales libres, por un lado, y por otro, la lechuga funciona como inductor al sueño por sus propiedades anestésicas, sedantes y somníferas debido a la presencia de sustancias que se encuentran en el látex de la lechuga silvestre.
El color y los antioxidantes
En cuanto a los populares antioxidantes, hay que señalar que no todas las variedades de lechuga tienen el mismo efecto. Según un nuevo estudio, el color de las hojas de las lechugas determina la velocidad con la que actúan sus compuestos. Así, las de hoja verde tienen unos antioxidantes que reaccionan a velocidad lenta, mientras que las de hoja roja tienen un efecto más rápido.
Los antioxidantes protegen a largo plazo de las reacciones en cadena de los procesos de radicales libres, es decir, de las moléculas que son capaces de producir un daño celular y generar diferentes enfermedades. Los radicales libres dañan al cuerpo causando, en el mejor de los casos, el envejecimiento, y en el peor, graves enfermedades. Las lechugas son ricas en antioxidantes, ya que contienen compuestos como ácidos fenólicos, flavonoides, antocianinas o vitaminas A y C, entre otros.
Desde 2011, el equipo de la investigadora Usue Pérez-López, del departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU, ha analizado los compuestos de tres variedades de lechuga: la 'Batavia' (de hoja verde), la 'Maravilla cuatro estaciones' (semi-roja), y la 'Hoja de roble' (de hoja roja). Gracias a las técnicas de Resonancia Paramagnética Electrónica (EPR), el grupo de investigadores pudo observar el comportamiento de las cinéticas de los compuestos de cada variedad.
Los resultados, publicados en el Journal of Agricultural and Food Chemistry, reflejan que la lechuga de hoja verde contiene compuestos antioxidantes hidrosolubles que actúan a velocidad lenta e intermedia, los de hoja roja son compuestos de cinéticas intermedias y rápidas, y la semi-roja tiene los tres tipos de compuestos, tanto de velocidad rápida, intermedia como lenta.
Por tanto según la investigadora responsable de este estudio, "el hecho de que haya compuestos que actúan a diferentes ritmos no quiere decir que unos sean mejores o peores que otros. Si ingerimos alimentos que pueden generar una actividad radicalaria (por radicales libres), habrá unos compuestos que por su actividad las eliminarán de forma más rápida".
Pérez -López señala que también es importante que "nuestro organismo adquiera alimentos con antioxidantes de cinética más lenta, para que éstos sigan actuando a lo largo de un tiempo más prolongado. Por eso es muy interesante mezclar diferentes tipos de lechuga", añade la científica.
Una vez determinada la cinética de los antioxidantes, la investigación continúa en la actualidad con el objetivo de lograr una mejora nutracéutica de estas tres variedades de lechuga. El equipo de investigación pretende potenciar el efecto de los compuestos específicos de cada variedad sometiendo a las plantas a estreses cortos. Estos compuestos realizan funciones de defensa en las plantas.
De esta manera, si se les aplican condiciones que no son las habituales (como, por ejemplo, regándolas con agua salinizada, sometiéndolas a una alta intensidad de luz o trabajando con concentraciones elevadas de CO2), se intensificarán esas defensas y, en consecuencia, se potenciarán sus cualidades antioxidantes.
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