Cada persona es portadora de entre tres y cinco mutaciones genéticas recesivas. Algunas son especialmente frecuentes, como la ligada a la fibrosis quística (presente en una de cada 25 personas) o la atrofia muscular espinal (una de cada 50).
Ser portador no implica sufrir la enfermedad, ni presentar síntomas, ni que se hayan manifestado antes en algún familiar. Pero si se diera la casualidad de que los dos miembros de la pareja tienen alterado el mismo gen existe un riesgo del 25% de que los hijos padezcan la patología.
Uno de los últimos servicios que ofrecen los centros de reproducción asistida son los llamados test de compatibilidad genética. Gracias a esta posibilidad, cualquier pareja que quiera tener descendencia podrá conocer qué mutaciones tiene cada uno de ellos y si existe riesgo de transmitir determinadas enfermedades (depende del test, entre 200 y 600).
Con esta información podrán saber si pueden intentar un embarazo natural sin asumir riesgos o si les compensa recurrir a procedimientos para esquivar las mutaciones, ya sea a través de un programa de donación de gametos (embriones u óvulos) o someterse a un proceso de reproducción asistida que permita estudiar los embriones en el laboratorio e implantar el que no haya heredado la enfermedad.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por comentar. Te rogamos que seas preciso y educado en tus comentarios.