ASI FUNCIONA EL PLACER Y EL DOLOR EN EL CEREBRO HUMANO

 Los trastornos como la ansiedad, la depresión o la adicción a las drogas podrían tener su origen en el delicado vínculo que une las experiencias dolorosas con las positivas. Así, los circuitos cerebrales que gestionan los sucesos tanto de uno como de otro lado pueden anularse entre sí, estando las experiencias positivas y negativas conectadas. Es una de las conclusiones del último estudio llevado a cabo por un equipo de neurocientíficos del Instituto Tecnológico de Massachusetts.


 Para arrojar luz sobre este asunto, los expertos analizaron en directo a través de la avanzada técnica de neuroimagen llamada optogenética (que permite activar o desactivar una zona del cerebro con luz), el cerebro de ratones que experimentaban placer o dolor (mediante golosinas o descargas eléctricas).

 Los resultados revelaron que los circuitos que controlan ambas experiencias están conectados y que además son capaces de anularse unos a otros. Esto es, los sucesos negativos o dolorosos no solo se presentan como algo negativo ante nuestro cerebro sino que debilitan la capacidad del lado opuesto: a nuestro cerebro le cuesta más procesar sensaciones positivas tras una experiencia negativa y viceversa.

 Este trabajo desvela que tanto la amígdala basolateral (asociada al dolor y al miedo) como el núcleo accumbens (asociado a los sentimientos de placer y recompensa) están interconectados y compenetrados como si fueran un péndulo. “Nuestro trabajo muestra que hay una interacción entre la valencia positiva y negativa [de las sensaciones] y creemos que por eso es relevante para el estudio psiquiátrico. El estrés crónico y la ansiedad grave pueden conducir a la depresión, que puede estar relacionada con la supresión de los circuitos de recompensa debido a que los circuitos del dolor o el miedo están hiperactivos”, explica Kay Tye, líder del estudio.

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