En este caso no hablamos de un tubérculo, sino de la reconstrucción tridimensional de la Tierra mediante un nuevo modelo que representa las variaciones de gravedad. La imagen virtual, llamada en inglés como Potsdam Gravity Potato –patata gravitacional de Potsdam–, ha sido desarrollada por científicos del Centro Alemán de Investigación Geofísica de Helmholtz. Por su gran precisión –no más de unos pocos centímetros de error–, puede servir de referencia universal para estudiar el nivel del mar, su evolución y las variaciones del campo gravitatorio terrestre.
La diferencia con el geoide, la representación teórica que une los puntos de igual gravedad, es que estos expertos no han obtenido una figura sólida y estática, sino que su superficie varía con el tiempo. Esto ocurre porque, aunque tendamos a pensar que la fuerza de atracción es una constante uniforme,el campo de gravedad del planeta cambia en gran medida debido a factores como la distribución desigual de la masa entre los océanos, los continentes y las capas internas de la corteza.
También influyen parámetros relacionados con el clima y el ciclo hidrológico, como la fusión de los glaciares y el balance de agua en depósitos y corrientes superficiales. Para desarrollar su modelo, los científicos alemanes utilizaron 800 millones de datos, procedentes tanto de mediciones en tierra firme como de los satélites LAGEOS, GRACE y GOCE, de la Agencia Espacial Europea (ESA). Los sensores de este último, dedicado a estudiar el campo gravitatorio terrestre y sus anomalías, son capaces de recoger parámetros de los fondos abisales y registrar los cambios en el nivel del mar, lo que se conoce como topografía oceánica dinámica.
La diferencia con el geoide, la representación teórica que une los puntos de igual gravedad, es que estos expertos no han obtenido una figura sólida y estática, sino que su superficie varía con el tiempo. Esto ocurre porque, aunque tendamos a pensar que la fuerza de atracción es una constante uniforme,el campo de gravedad del planeta cambia en gran medida debido a factores como la distribución desigual de la masa entre los océanos, los continentes y las capas internas de la corteza.
También influyen parámetros relacionados con el clima y el ciclo hidrológico, como la fusión de los glaciares y el balance de agua en depósitos y corrientes superficiales. Para desarrollar su modelo, los científicos alemanes utilizaron 800 millones de datos, procedentes tanto de mediciones en tierra firme como de los satélites LAGEOS, GRACE y GOCE, de la Agencia Espacial Europea (ESA). Los sensores de este último, dedicado a estudiar el campo gravitatorio terrestre y sus anomalías, son capaces de recoger parámetros de los fondos abisales y registrar los cambios en el nivel del mar, lo que se conoce como topografía oceánica dinámica.
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