Un grupo de científicos ha descubierto cómo captura un óvulo humano a un espermatozoide circundante para iniciar el proceso de fecundación, hallazgo que podría ayudar en un futuro a las parejas que padecen infertilidad, según un estudio realizado por el Imperial College de Londres (Reino Unido) en colaboración con expertos de las universidades de Missouri (Estados Unidos) y Hong Kong, y de la Academia Sinica de Taiwán.
El estudio, publicado en la revista «Science», muestra que un tipo específico de molécula de azúcar conforma la cubierta externa lo que ayuda al espermatozoide a adherirse, por lo que los investigadores han llamado a este fenómeno óvulo "pegajoso".
"Los detalles que se han descubierto con esta investigación completan una enorme brecha en el conocimiento de la fertilidad y se espera que finalmente ayuden a muchas de las personas que actualmente no pueden concebir", explica Anne Dell, del Imperial College de Londres.
Los científicos ya saben que un espermatozoide "reconoce" a un óvulo cuando las proteínas de la cabeza del espermatozoide se encuentran con una serie de azúcares específicos en la cubierta exterior del óvulo. Una vez que se produce una unión exitosa, las superficies externas del espermatozoide y el óvulo se adhieren antes de fusionarse y que el espermatozoide emita su ADN al interior, fecundando el óvulo.
En esta nueva investigación, los expertos emplearon una tecnología por imágenes ultra sensible para evaluar qué moléculas son las más importantes en el proceso de adhesión. El equipo halló que una cadena de azúcares conocida como secuencia sialyl-lewis-x (SLeX) es abundante en la superficie del óvulo humano y, tras experimentar con una serie de azúcares sintéticos en el laboratorio, descubrió que es la SLeX la que puntualmente adhiere el espermatozoide al óvulo.
Para asegurarse, después los expertos probaron sus resultados usando las cubiertas externas de óvulos humanos "no vivientes" sin fertilizar. Dell señaló que la investigación fue tremendamente difícil "debido a que los óvulos humanos son muy pequeños -alrededor del tamaño de un punto- por lo que no contábamos con mucho material para trabajar".
Poh-Choo Pang, también del Imperial College y participante del estudio, explica que "aunque aún queda mucho camino para lograr tratamientos clínicos derivados de este descubrimiento, podría abrir nuevas posibilidades para comprender los problemas de fertilidad que enfrentan muchas parejas".
Los investigadores indicaron que ahora quieren usar los hallazgos de este trabajo "para investigar más a las proteínas presentes en la cabeza del espermatozoide que le permiten reconocer al óvulo", concluyen.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la infertilidad afecta hasta al 15 por ciento de las parejas en edad reproductiva de todo el mundo. La mayoría de los motivos por los cuáles estas personas no pueden concebir aun permanecen sin explicar por la ciencia médica.
"Los detalles que se han descubierto con esta investigación completan una enorme brecha en el conocimiento de la fertilidad y se espera que finalmente ayuden a muchas de las personas que actualmente no pueden concebir", explica Anne Dell, del Imperial College de Londres.
Los científicos ya saben que un espermatozoide "reconoce" a un óvulo cuando las proteínas de la cabeza del espermatozoide se encuentran con una serie de azúcares específicos en la cubierta exterior del óvulo. Una vez que se produce una unión exitosa, las superficies externas del espermatozoide y el óvulo se adhieren antes de fusionarse y que el espermatozoide emita su ADN al interior, fecundando el óvulo.
En esta nueva investigación, los expertos emplearon una tecnología por imágenes ultra sensible para evaluar qué moléculas son las más importantes en el proceso de adhesión. El equipo halló que una cadena de azúcares conocida como secuencia sialyl-lewis-x (SLeX) es abundante en la superficie del óvulo humano y, tras experimentar con una serie de azúcares sintéticos en el laboratorio, descubrió que es la SLeX la que puntualmente adhiere el espermatozoide al óvulo.
Para asegurarse, después los expertos probaron sus resultados usando las cubiertas externas de óvulos humanos "no vivientes" sin fertilizar. Dell señaló que la investigación fue tremendamente difícil "debido a que los óvulos humanos son muy pequeños -alrededor del tamaño de un punto- por lo que no contábamos con mucho material para trabajar".
Poh-Choo Pang, también del Imperial College y participante del estudio, explica que "aunque aún queda mucho camino para lograr tratamientos clínicos derivados de este descubrimiento, podría abrir nuevas posibilidades para comprender los problemas de fertilidad que enfrentan muchas parejas".
Los investigadores indicaron que ahora quieren usar los hallazgos de este trabajo "para investigar más a las proteínas presentes en la cabeza del espermatozoide que le permiten reconocer al óvulo", concluyen.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la infertilidad afecta hasta al 15 por ciento de las parejas en edad reproductiva de todo el mundo. La mayoría de los motivos por los cuáles estas personas no pueden concebir aun permanecen sin explicar por la ciencia médica.
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