Los perezosos Bradypus variegatus son
tan vagos que solo bajan de la copa de los árboles una vez cada tres semanas para ir al baño.
Una de las razones por las que estas visitas son tan escasas es que pueden resultar mortales para ellos: la mitad de los animales adultos de esta especie encuentran la muerte a manos de depredadores que los atrapan en el suelo; además, pueden sufrir accidentes al bajar.
Sin embargo, según un nuevo estudio, estos animales tienen la necesidad de hacerlo, y no solo por motivos evidentes.
Los perezosos de América Central y del Sur, incluidos los Bradypus variegatus, pasan el día masticando hojas en la selva. Se mueven tan poco que suelen crecer hongos y algas en su pelaje.
Esta forma de vida tiene su razón de ser: las hojas no contienen muchos nutrientes, lo que significa que los animales tienen que ahorrar energía.
Jonathan Pauli, biólogo de la Universidad de Wisconsin-Madison (Estados Unidos), estaba estudiando a los perezosos cuando empezó a preguntarse por qué gastan tanta energía en ir al baño. Efectivamente, cada vez que lo hacen gastan un 8 % de su presupuesto energético.
Pauli comenzó a fijarse en los excrementos de los propios perezosos. Las polillas depositan sus huevos en ellos, donde viven y alimentan a sus larvas. Cuando éstas se convierten en polillas, se trasladan al pelaje de los perezosos. Al principio se pensaba que esta relación era beneficiosa únicamente para las polillas, que ni dañaba ni ayudaba a los perezosos.
Sin embargo, Pauli y su equipo empezaron a sospechar que estos animales obtienen algún tipo de beneficio nutricional a través de esta relación con las polillas.
Para probar esta teoría, compararon el número de polillas presente en los llamados perezosos bayo (Bradypus variegatus) con las de los perezosos didácticos de Hoffman (Choloepus hoffmanni). Igualmente, compararon la concentración de nitrógeno y fósforo del pelaje y la cantidad de algas de cada especie.
Así, descubrieron que los primeros llevan más polillas, algas y nutrientes en el cuerpo que los perezosos de Hoffman.
Los expertos no están seguros de cómo lo hacen: es posible que los excrementos de las polillas sean los que aportan el nitrógeno o que más bien les devuelvan a los perezosos sus propios excrementos. Así, los perezosos bajan de los árboles no solo para evacuar, sino también para relacionarse con las polillas.
Podría decirse entonces que estos viajes al aseo son quizá peligrosos para los perezosos, pero no hay duda de que merecen la pena.
De alguna manera, las polillas aportan nitrógeno al animal, lo que permite el crecimiento de más algas..
Fuente: National Geographic
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