Una nueva investigación con participación española ayudará a entender mejor comportamientos patológicos del cerebro,como las auras de la migraña y la epilepsia.
Se ha comprobado que las bacterias se comunican entre ellas a través de señales eléctricas ,de la misma forma que lo hacen las neuronas en el cerebro.
Dos universidades han publicado en la revista Nature un estudio que ofrece "una perspectiva radicalmente nueva" de cómo pudo originarse el sistema nervioso en los animales,cuenta el director del Laboratorio de Dinámica de Sistemas Biológicos de la Universidad Pompeu Fabra.
Los científicos sometieron a huelga de hambre a una colonia de bacterias de la especie Bacillus subtilis dispuestas en un biofilm, una estructura similar a aquella película pringosa que se engancha en el fregadero después de lavar los platos. Las bacterias situadas en el centro del biofilm mandaron impulsos eléctricos a sus compañeras de la periferia para comunicar la situación de estrés. Las bacterias vecinas amplificaron la señal hasta llegar a las células más exteriores –las primeras en recibir los pocos nutrientes que les suministraban los investigadores–, que dejaron de crecer para que las bacterias centrales pudiesen alimentarse.
Se ha comprobado que las bacterias se comunican entre ellas a través de señales eléctricas ,de la misma forma que lo hacen las neuronas en el cerebro.
Dos universidades han publicado en la revista Nature un estudio que ofrece "una perspectiva radicalmente nueva" de cómo pudo originarse el sistema nervioso en los animales,cuenta el director del Laboratorio de Dinámica de Sistemas Biológicos de la Universidad Pompeu Fabra.
Los científicos sometieron a huelga de hambre a una colonia de bacterias de la especie Bacillus subtilis dispuestas en un biofilm, una estructura similar a aquella película pringosa que se engancha en el fregadero después de lavar los platos. Las bacterias situadas en el centro del biofilm mandaron impulsos eléctricos a sus compañeras de la periferia para comunicar la situación de estrés. Las bacterias vecinas amplificaron la señal hasta llegar a las células más exteriores –las primeras en recibir los pocos nutrientes que les suministraban los investigadores–, que dejaron de crecer para que las bacterias centrales pudiesen alimentarse.
Se trata de un conflicto social sobre una auténtica guerra metabólica para conseguir alimento,sólo que aquí no muere nadie.La comunidad bacteria del biofilm crece y para un momento para que las nuevas se alimenten
.
“Estamos viendo el antecedente evolutivo del comportamiento neuronal”, Garcia-Ojalvo lanza una hipótesis que podría ayudar a entender mejor las auras asociadas a la migraña y la epilepsia. Si los dos sistemas son similares, la comunicación bacteriana en un biofilm permitiría diseñar un sistema experimental más sencillo para analizar los precursores de estos comportamientos patológicos en el cerebro.
Esta observación es la primera prueba de comunicación eléctrica entre bacterias, unos microorganismos que hasta ahora se habían analizado en el laboratorio de forma aislada y sobre fluidos. En cambio en biofilms, “el contexto nativo” de estas células, los científicos han podido observar cómo se comunican entre ellas gracias al potencial eléctrico de la membrana celular donde se encuentran los canales iónicos, que ya se habían descrito en bacterias. “Pero no sabíamos porqué los tenían”, admite Garcia-Ojalvo.
Fuente: El País
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