El ribosoma artificial, llamado Ribo-T, fue creado en el laboratorio de Alexander Mankin, director del Centro de Ciencias Biomoleculares adscrito a la facultad de farmacia de la Universidad de Illinois en la ciudad estadounidense de Chicago, y en el laboratorio de Michael Jewett, de la Universidad del Noroeste en Estados Unidos.
El ribosoma artificial funciona casi tan bien como el verdadero componente celular, u orgánulo, que produce todas las proteínas y enzimas dentro de la célula.
El Ribo-T es manipulable en el laboratorio para hacer cosas que los ribosomas naturales no pueden hacer.
Ribo-T es un ribosoma con subunidades que no se separan. Se podría llegar a ajustarla para que produjera polímeros únicos y funcionales con los que explorar funciones de los ribosomas o para producir fármacos en el marco de nuevas terapias, y quizá algún día incluso polímeros no biológicos.
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