Se ha demostrado que algunas moléculas
orgánicas que forman las células y que, por tanto, constituyen la base para la
presencia de la vida en la Tierra son creadas en regiones de formación
estelar, este es el caso de la formamida. La
formamida es la amida derivada del ácido fórmico. Su fórmula molecular es CH3NO. Dicha biomolécula ha sido detectada por un
raidotelescopio, a partir de esta se sintentizan azúcares, carbohidratos,
aminoácidos y ácidos nucleicos imprescindibles para la vida, en las llamadas guarderías
de estrellas, nubes de gas y polvo en dónde nacen estrellas como el Sol.
Uno de los mayores retos de la investigación científica espacial es identificar las moléculas precursoras de la vida en nuestro planeta. Al parecer, la formamida tiene potencial prebiótico, es decir que representa un excelente aliado para ayudar a los investigadores a encontrar respuestas a dicho enigma.
Tras estudiar diez protosoles, se observaron
cantidades abundantes de la biomolécula en cinco de ellos. Se pudo observar que
la formamida es abundante en las nubes moleculares y se forma durante las
primeras etapas de la evolución de estrellas y planetas. Por otro lado, los
otros cinco soles en los que no se detectó el compuesto eran menos
evolucionados y más fríos, esto se debe a que se precisa de una temperatura
mínima para que la molécula sea detectada.
La formamida puede originarse en
ambientes interestelares a partir de un proceso de hidrogenación o adición de
átomos de hidrógeno. De esta manera, la molécula permanece unida al grano de
polvo hasta que se alcance una temperatura capaz de provocar un proceso de
sublimación, que suele ocurrir cuando la protoestrella ya está en una etapa
avanzada de su evolución. Es entonces cuando es posible detectar la formamida.
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