En otro estudio más reciente se demuestra que esas bacterias que habitan en nuestros
objetos personales sirven para reconstruir cuáles han sido nuestros últimos
pasos, unos resultados que ya se están intentando aplicar a la justicia para
identificar a sospechosos sin necesidad de ADN humano, solo bacteriano.
En un trabajo unos expertos tomaron muestras de los
teléfonos móviles, los zapatos y el suelo que pisaban dos personas durante dos
días. Los análisis del ADN bacteriano muestran que las comunidades de microbios
en los zapatos cambian rápidamente en función del suelo y que su composición
característica puede usarse para reconstruir los últimos movimientos de una
persona.
Trabajos como este están dirigidos al
uso del microbioma en la escena de un crimen, por ejemplo, para identificar
sospechosos. Estas técnicas aún están en fase de análisis y desarrollo, sin embargo, ya se están utilizando en un proyecto en
el Instituto Nacional de Justicia de EEUU.
Uno de los mayores retos para asumir
esta tecnología es saber cómo de rápido cambian las comunidades microbianas para saber si realmente pueden ser fiables a la hora
de identificar a una persona. En otro reciente estudio se desvela que el microbioma de cada
individuo tiene unos códigos genéticos
bacterianos y estos se mantienen estables durante un año.
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