Imagine vivir en un mundo donde, cada 69 años, el sol desaparece en un eclipse casi total que tiene una duración de tres años y medio. Esto es precisamente lo que ocurre en un sistema binario de estrellas a 10.000 años luz de la Tierra.
El sistema recién descubierto, conocido sólo por su número de catálogo astronómico, TYC 2505-672-1, establece un nuevo récord tanto para el eclipse estelar de más larga duración como para el periodo más largo entre los eclipses en un sistema binario.
El descubrimiento de este sistema de extraordinarias propiedades fue realizado por un equipo de astrónomos de la Universidad de Vanderbilt y la de Harvard, con la ayuda de científicos de otras instituciones, y se describe en un artículo aceptado para su publicación en la revista Astronomical Journal.
El récord anterior pertenece a Epsilon Aurigae, una estrella gigante que es eclipsada por su acompañante cada 27 años por períodos que van de 640 a 730 días. «Epsilon Aurigae está mucho más cerca -a unos 2.200 años luz de la Tierra- y es más brillante, lo que ha permitido a los astrónomos estudiarla de forma intensiva», explica Joey Rodríguez, autor principal del artículo, estudiante de doctorado en Vanderbilt. El sistema consiste en una estrella gigante amarilla orbitada por una estrella normal ligeramente más grande que el Sol, incrustada en un grueso disco de polvo y gas y orientada casi de canto cuando se ve desde la Tierra.
«Uno de los grandes retos en la astronomía es que algunos de los fenómenos más importantes se producen a escalas de tiempo astronómicas. Sin embargo, los astrónomos están limitados por escalas de tiempo humanas mucho más cortas», dice el coautor Keivan Stassun, profesor de física y astronomía en Vanderbilt. «Aquí tenemos una oportunidad única para estudiar un fenómeno que se reproduce a lo largo de muchas décadas y proporciona una ventana a los tipos de ambientes alrededor de las estrellas que podrían representar bloques de construcción planetaria en el final de la vida de un sistema de estrellas».
El sistema nuevo se parece a Epsilon Aurigae, pero con algunas importantes diferencias. Parece consistir en un par de estrellas gigantes rojas, una de las cuales ha sido despojada de un núcleo relativamente pequeño y rodeada de una cantidad extremadamente grande de disco de material que produce el eclipse prolongado. «La única manera de conseguir estos eclipses realmente largos es con un disco extendido de material opaco. Nada más es lo suficientemente grande como para bloquear una estrella durante meses a la vez», dice Rodríguez.
Aunque TYC 2505-672-1 es muy distante, los astrónomos fueron capaces de estimar la temperatura de la superficie de la estrella compañera y encontraron que es unos 2.000ºC más caliente que la superficie del Sol. Ese dato, en combinación con la observación de que parece tener menos de la mitad del diámetro del Sol, les ha llevado a proponer que es una gigante roja que se ha despojado de sus capas exteriores y que este material despojado puede explicar el oscurecimiento. Sin embargo, no lo saben que a ciencia cierta.
Con el fin de producir el intervalo de 69 años entre los eclipses, los astrónomos calculan que las estrellas deben estar en órbita a una distancia muy grande, alrededor de 20 unidades astronómicas, que es aproximadamente la distancia entre el Sol y Urano. «En este momento incluso nuestros más poderosos telescopios no pueden resolver de forma independiente los dos objetos», dice Rodríguez. «Con suerte, los avances tecnológicos lo harán posible en el año 2080, cuando se produzca el próximo eclipse».
FUENTE: ABC
El sistema recién descubierto, conocido sólo por su número de catálogo astronómico, TYC 2505-672-1, establece un nuevo récord tanto para el eclipse estelar de más larga duración como para el periodo más largo entre los eclipses en un sistema binario.
El descubrimiento de este sistema de extraordinarias propiedades fue realizado por un equipo de astrónomos de la Universidad de Vanderbilt y la de Harvard, con la ayuda de científicos de otras instituciones, y se describe en un artículo aceptado para su publicación en la revista Astronomical Journal.
El récord anterior pertenece a Epsilon Aurigae, una estrella gigante que es eclipsada por su acompañante cada 27 años por períodos que van de 640 a 730 días. «Epsilon Aurigae está mucho más cerca -a unos 2.200 años luz de la Tierra- y es más brillante, lo que ha permitido a los astrónomos estudiarla de forma intensiva», explica Joey Rodríguez, autor principal del artículo, estudiante de doctorado en Vanderbilt. El sistema consiste en una estrella gigante amarilla orbitada por una estrella normal ligeramente más grande que el Sol, incrustada en un grueso disco de polvo y gas y orientada casi de canto cuando se ve desde la Tierra.
«Uno de los grandes retos en la astronomía es que algunos de los fenómenos más importantes se producen a escalas de tiempo astronómicas. Sin embargo, los astrónomos están limitados por escalas de tiempo humanas mucho más cortas», dice el coautor Keivan Stassun, profesor de física y astronomía en Vanderbilt. «Aquí tenemos una oportunidad única para estudiar un fenómeno que se reproduce a lo largo de muchas décadas y proporciona una ventana a los tipos de ambientes alrededor de las estrellas que podrían representar bloques de construcción planetaria en el final de la vida de un sistema de estrellas».
El sistema nuevo se parece a Epsilon Aurigae, pero con algunas importantes diferencias. Parece consistir en un par de estrellas gigantes rojas, una de las cuales ha sido despojada de un núcleo relativamente pequeño y rodeada de una cantidad extremadamente grande de disco de material que produce el eclipse prolongado. «La única manera de conseguir estos eclipses realmente largos es con un disco extendido de material opaco. Nada más es lo suficientemente grande como para bloquear una estrella durante meses a la vez», dice Rodríguez.
Aunque TYC 2505-672-1 es muy distante, los astrónomos fueron capaces de estimar la temperatura de la superficie de la estrella compañera y encontraron que es unos 2.000ºC más caliente que la superficie del Sol. Ese dato, en combinación con la observación de que parece tener menos de la mitad del diámetro del Sol, les ha llevado a proponer que es una gigante roja que se ha despojado de sus capas exteriores y que este material despojado puede explicar el oscurecimiento. Sin embargo, no lo saben que a ciencia cierta.
Con el fin de producir el intervalo de 69 años entre los eclipses, los astrónomos calculan que las estrellas deben estar en órbita a una distancia muy grande, alrededor de 20 unidades astronómicas, que es aproximadamente la distancia entre el Sol y Urano. «En este momento incluso nuestros más poderosos telescopios no pueden resolver de forma independiente los dos objetos», dice Rodríguez. «Con suerte, los avances tecnológicos lo harán posible en el año 2080, cuando se produzca el próximo eclipse».
FUENTE: ABC
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