Tratamientos dirigidos y medicina personalizada son dos de los mantras de la oncología actual. Se refieren al diseño de fármacos que responden específicamente a algunas características genéticas del cáncer de cada paciente. Nada que ver con los procedimientos con más años, como la radioterapia o la quimioterapia. Pero estos procedimientos también buscan más eficacia con menos efectos adversos, y ya se estudian adaptados a las características de cada paciente.
Un reciente estudio publicado en The Lancet hecho en personas con cáncer de mama es la última prueba de ello.
En el trabajo se ha comparado la quimioterapia más usada, el placlitaxel, con una nueva formulación de este, el nab-placlitaxel (de Celgene). La diferencia es que este último aporta el mismo principio activo, pero en nanopartículas rodeadas de albúmina. Con ello, la célula cancerosa, que necesita un aporte extra de nutrientes, le abre la puerta, confundida por la albúmina del exterior. Una vez dentro, el fármaco quimioterápico actúa.
Pero el estudio Gepar-Septo GBG69 del Grupo Alemán de Cáncer de Mama va más allá. En la oncología actual, no se puede hacer una comparativa en general. Hay que tener en cuenta el tipo de tumor del que se trata. A rasgos generales, los de pecho se dividen en tres grupos: los susceptibles a la terapia hormonal, los que tienen sobreexpresado el gen HER2 y los que no tienen ninguna de estas características. Estos últimos, llamado triple negativos (no responden a ninguna de las dos terapias hormonales ni al trastuzumab, indicado para los HER2+) son los de peor pronóstico. Todavía no se les ha encontrado el rasgo característico que permita desarrollar tratamientos específicos, y por eso son responsables de la mayoría de fallecimientos por cáncer de mama en los países ricos (6.000 en España, según los últimos datos de la Sociedad Española de Oncología Médica).
Precisamente en estos tumores triple negativos concurren dos circunstancias: el tratamiento con nab-placlitaxel da mejores resultados que el del quimioterápico sencillo, y esto es especialmente importante porque tiene menos opciones terapéuticas. En el ensayo participaron 1.206 personas con cáncer de mama invasivo primario que no se habían tratado anteriormente. De ellos, 276 tenían cánceres triple negativos. 139 recibieron la nueva formulación del placlitaxel, y 137 la antigua. El resultado fue que la tasa de remisión total del tumor fue del 48,2% para los del primer grupo y del 26,3% para los del control. "Este resultado es de relevancia clínica a causa de la escasez de protocolos de tratamiento para pacientes con una enfermedad triple negativa", escribe en un editorial de la revista Marco Colleoni, del Grupo Internacional de Estudio del Cáncer de Mama en Italia. También hubo mejoras en los otros grupos, pero menos relevantes.
Colleoni se plantea si habrá que considerar esta nueva quimioterapia como el estándar de tratamiento en estos casos, aunque él lo pospone a que haya más datos y a que se vea qué sucede con los efectos adversos, algo mayores con el nab-placlitaxel, sobre todo la neutropenia (una caída de un tipo de glóbulos blancos, los neutrófilos).
En el trabajo se ha comparado la quimioterapia más usada, el placlitaxel, con una nueva formulación de este, el nab-placlitaxel (de Celgene). La diferencia es que este último aporta el mismo principio activo, pero en nanopartículas rodeadas de albúmina. Con ello, la célula cancerosa, que necesita un aporte extra de nutrientes, le abre la puerta, confundida por la albúmina del exterior. Una vez dentro, el fármaco quimioterápico actúa.
Pero el estudio Gepar-Septo GBG69 del Grupo Alemán de Cáncer de Mama va más allá. En la oncología actual, no se puede hacer una comparativa en general. Hay que tener en cuenta el tipo de tumor del que se trata. A rasgos generales, los de pecho se dividen en tres grupos: los susceptibles a la terapia hormonal, los que tienen sobreexpresado el gen HER2 y los que no tienen ninguna de estas características. Estos últimos, llamado triple negativos (no responden a ninguna de las dos terapias hormonales ni al trastuzumab, indicado para los HER2+) son los de peor pronóstico. Todavía no se les ha encontrado el rasgo característico que permita desarrollar tratamientos específicos, y por eso son responsables de la mayoría de fallecimientos por cáncer de mama en los países ricos (6.000 en España, según los últimos datos de la Sociedad Española de Oncología Médica).
Precisamente en estos tumores triple negativos concurren dos circunstancias: el tratamiento con nab-placlitaxel da mejores resultados que el del quimioterápico sencillo, y esto es especialmente importante porque tiene menos opciones terapéuticas. En el ensayo participaron 1.206 personas con cáncer de mama invasivo primario que no se habían tratado anteriormente. De ellos, 276 tenían cánceres triple negativos. 139 recibieron la nueva formulación del placlitaxel, y 137 la antigua. El resultado fue que la tasa de remisión total del tumor fue del 48,2% para los del primer grupo y del 26,3% para los del control. "Este resultado es de relevancia clínica a causa de la escasez de protocolos de tratamiento para pacientes con una enfermedad triple negativa", escribe en un editorial de la revista Marco Colleoni, del Grupo Internacional de Estudio del Cáncer de Mama en Italia. También hubo mejoras en los otros grupos, pero menos relevantes.
Colleoni se plantea si habrá que considerar esta nueva quimioterapia como el estándar de tratamiento en estos casos, aunque él lo pospone a que haya más datos y a que se vea qué sucede con los efectos adversos, algo mayores con el nab-placlitaxel, sobre todo la neutropenia (una caída de un tipo de glóbulos blancos, los neutrófilos).
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