LA CIENCIA SALTA LA BARRERA DE LA LESIÓN MEDULAR


Que un tetrapléjico que tiene seccionada la médula espinal a la altura de las vértebras cervicales pueda volver a mover la mano con la precisión que requiere tocar las teclas de una guitarra adaptada, coger un vaso o insertar una tarjeta en la ranura de un cajero automático es sin duda un avance médico que merece destacar entre las muchas noticias tristes y asuntos preocupantes que acaparan la atención informativa.
Un joven de 24 años, Ian Burkhart, es el afortunado que lo ha conseguido.Las lesiones medulares por accidentes que dañan la columna vertebral son una de las principales causas de invalidez en personas jóvenes. Restablecer la conexión neuronal rota es un objetivo en el que decenas de equipos científicos trabajan desde hace décadas, pero solo muy recientemente han comenzado a verse los frutos del ímprobo esfuerzo que se viene realizando. El principal escollo ha sido siempre que el organismo, al producirse la lesión, precisamente para protegerse, produce una especie de cicatriz alrededor de la herida que luego impide la reconexión neuronal. Y sin reconexión, las órdenes del cerebro no llegan a destino. Por eso todos los esfuerzos se han centrado en romper esa barrera y estimular el crecimiento de los axones de las células neuronales, o puentearla.

En las dos vías se han obtenido en los últimos dos años resultados esperanzadores. En 2014 se publicaron los primeros resultados positivos de una técnica ensayada por el equipo de Geoffrey Raisman en Londres, consistente en injertar en la zona lesionada células de la glía envolvente olfativa, que tienen una gran capacidad de crecimiento. La técnica, que sigue en fase de experimentación, permitió a un bombero búlgaro con la médula seccionada volver a tener cierto control del movimiento de sus piernas. La implantación de las células tuvo un efecto de regeneración medular que permitió de nuevo la transmisión de información.

Ahora científicos de la universidad pública de Ohio, en Estados Unidos, han logrado que Burkhart mueva la mano con un método basado en la implantación de electrodos. El equipo de Reggie Edgerton, de la Universidad de California, había conseguido hace dos años que un parapléjico moviera las piernas y doblara las rodillas gracias a un dispositivo electrónico. En el caso de Burkhart se ha implantado una red de electrodos en el cerebro que transmite las órdenes mentales a un ordenador, y este las envía en tiempo real a otro sistema de electrodos colocado en el antebrazo.

Lograr movimientos precisos por control mental ha requerido un largo entrenamiento, pero ha confirmado las expectativas. Ahora se trata de perfeccionar el mecanismo de conexión, hacerlo más duradero y reducir su envergadura para hacerlo implantable. Hay que destacar que la técnica de este avance ha sido desarrollada por una entidad sin ánimo de lucro dedicada al desarrollo tecnológico. Noticias como esta refuerzan la necesidad de que Gobiernos y sociedad civil sigan apostando por la investigación, porque la ciencia siempre responde.

Comentarios