Sporothrix schenckii |
En el IVIC se estudian las paredes celulares de las especies Sporothrix schenckii y Sporothrix brasiliensis en colaboración con investigadores de Brasil. Ambos crecen y se desarrollan en dos fases (dimórficos) , por lo que si cambian de forma, también varía la composición y organización de la pared celular.
“Dentro de cada especie hay cepas y cada cepa presenta niveles de virulencia distintos. Hemos observado que la virulencia de la cepa es más alta cuando tiene una mayor concentración del polisacárido denominado rhamnomanan”, precisó el investigador del Laboratorio de Micología del IVIC, Héctor Villalobos. También afirmó que otra sustancia, el beta-glucán, se halla en mayor cantidad en las cepas con menos virulencia, por lo que se sabe que el sistema inmune del ser humano está preparado para reconocer el beta-glucán, lo que nos lleva a pensar que las cepas son menos virulentas en la medida en que tienen más beta-glucán y menos rhamnomanan.
Entre los aportes del IVIC figura la identificación, en la pared celular del hongo causante de paracoccidioidomicosis, del alfa-glucán, un carbohidrato presente solo en la fase patógena de dicho agente infeccioso.
Asimismo, se ha logrado detectar la existencia de otra especie del complejo paracoccidioides, “que además tiene un comportamiento clínico diferente. Si sabes cuál especie está afectando al paciente, puedes pensar en el tipo de tratamiento que más le conviene”, enfatizó el investigador del Centro de Microbiología y Biología Celular del IVIC, Gustavo Niño.
La paracoccidioidomicosis (provocada por paracoccidioides) es una micosis sistémica o profunda debido a su capacidad para invadir los órganos. Se contagia por la inhalación de partículas infectantes de sus agentes responsables y ataca los pulmones. Por estar asociada a deficiencias nutricionales, en mayor medida afecta a los trabajadores del campo.
Entretanto, la esporotricosis (transmitida por algún miembro del complejo Sporothrix) es una micosis subcutánea que genera lesiones en la capa exterior (epidermis) e interior (dermis) de la piel, siendo la segunda de este tipo más común en el territorio venezolano, después de la cromomicosis. La esporotricosis no invade órganos, solo genera cicatrices cutáneas, aunque en algunos casos puede llegar a ser bastante agresiva.
Los fármacos más efectivos serán aquellos que apunten sus armas antifúngicas hacia esos componentes de la pared celular. Sin trajes especiales, escudos o capas que les permitan vivir, la muerte del hongo está casi garantizada.
FUENTE: noticiasdelaciencia
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