Unos investigadores han sido capaz de crear un termómetro programable hecho de ADN (ácido desoxirriboucleico) que es 20.000 veces más pequeño que un cabello humano. Este avance científico podría ayudar notablemente a lograr un mejor dominio de las nanotecnologías así como de los nanosistemas naturales, ya que poder medir la temperatura a escala nanométrica abre bastantes puertas hacia nuevos conocimientos científicos.
Hace más de 60 años, se descubrió que las moléculas de ADN que codifican nuestra información genética pueden desplegarse cuando son calentadas. En años recientes, unos bioquímicos descubrieron también que biomoléculas como las proteínas o el ARN (una molécula similar al ADN) son empleadas como nanotermómetros en organismos vivos y que informan de variaciones en la temperatura al plegarse o desplegarse.Inspirados por estos nanotermómetros naturales que, como se ha dicho, son normalmente 20.000 veces más pequeños que el grosor de un cabello humano, el equipo de David Gareau, Alexis Vallée-Bélisle y Arnaud Desrosiers, de la Universidad de Montreal en Canadá, ha creado varias estructuras de ADN que pueden plegarse y desplegarse a temperaturas específicamente definidas.
Estos termómetros nanométricos abren muchas y emocionantes vías de avance en el emergente campo de la nanotecnología, y podrían incluso ayudar a incrementar lo que la ciencia sabe de la biología molecular. Aún restan muchas preguntas sin responder en esta rama de la ciencia. Por ejemplo, sabemos que la temperatura dentro del cuerpo humano se mantiene en 37 grados centígrados, pero se desconoce si existe una gran variación de ella en la escala nanométrica, dentro de cada célula individual.
Es previsible que en un futuro cercano estos nanotermómetros basados en el ADN puedan ser instalados en dispositivos electrónicos a fin de permitirles monitorizar la variación local de temperaturas en la escala nanométrica.
Fuente: NYCT
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