En abril del año pasado, científicos de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, se percataron de la presencia de dos aves juveniles en el campus de la institución ubicada en el centro norte de la ciudad de Quito. "Era un ave que no habíamos visto antes y que estaba persiguiendo a un gorrión, lo cual nos llamó la atención. En un principio pensábamos que el pájaro lo estaba ahuyentando, pero nos dimos cuenta de que el gorrión lo estaba alimentando", afirma Verónica Crespo Pérez, doctora en ecología e investigadora y docente de la universidad.
Al descubrir que se trataba del vaquero brilloso, Verónica Crespo-Pérez, junto con Miguel Pinto, Juan Manuel Carrión, Rubén D. Jarrín-E, Cristian Poveda y Tjitte de Vries, publicaron un reporte, en la revista científica Biodiversity Data Journal, sobre la presencia de este pájaro, destacando que es la primera vez que se lo ve a los 2.800 metros de altura en Ecuador.
Los científicos creen que uno de los factores de la expansión altitudinal de esta especie se debe principalmente a la reforestación y el calentamiento global; espacios que por su clima frío no podían ser habitados, ahora tienen temperaturas más cálidas que permiten migrar al vaquero brilloso. "Es una especie que aprovecha de la deforestación y ha estado colonizando territorios cada vez más altos, además creemos que podría deberse al cambio climático, porque si solo fuera efecto de la deforestación, el ave hubiera migrado a Quito mucho antes”, asevera Verónica Crespo.
Existen reportes en Bolivia y Perú de que se ha visto a esta especie a 3.000 metros. Sin embargo, no hay información de reproducción ni de continuidad. En Quito la presencia de vaqueros brillosos juveniles es un indicador importante de que están procreando y estableciéndose en la ciudad.
La investigación a largo plazo pretende observar los efectos de la llegada del ave en el ecosistema y si resulta ser una amenaza para otras especies. Crespo-Pérez ejemplifica el caso de la especie Atlapetes pallidiceps, un pájaro endémico del sur centro del Ecuador. A consecuencia de la llegada del vaquero brilloso su población empezó a reducir y se tuvieron que emplear métodos de control para que no se extinguiese.
El estudio, además, se proyecta a definir en detalle el comportamiento del vaquero brilloso en las características climáticas, topográficas y altitudinales de la ciudad de Quito y ver si realmente existen consecuencias negativas en su colonización.
El vaquero brilloso (Molothrus bonariensis) es un pájaro que se caracteriza por ser bullicioso, su tamaño se asemeja al de un mirlo y su color varía entre grises y negros. También es un ave parásita de nidos, es decir, que las hembras ponen huevos en nidos de otras especies, para que las crías sean incubadas y alimentadas por volátiles paseriformes, en este caso el gorrión. "Los gorriones son parasitados comúnmente porque no tienen mecanismos de defensa contra el vaquero. Hay otras especies que ven un huevo que no reconocen y lo rechazan", señala Verónica Crespo-Pérez.
Al descubrir que se trataba del vaquero brilloso, Verónica Crespo-Pérez, junto con Miguel Pinto, Juan Manuel Carrión, Rubén D. Jarrín-E, Cristian Poveda y Tjitte de Vries, publicaron un reporte, en la revista científica Biodiversity Data Journal, sobre la presencia de este pájaro, destacando que es la primera vez que se lo ve a los 2.800 metros de altura en Ecuador.
Los científicos creen que uno de los factores de la expansión altitudinal de esta especie se debe principalmente a la reforestación y el calentamiento global; espacios que por su clima frío no podían ser habitados, ahora tienen temperaturas más cálidas que permiten migrar al vaquero brilloso. "Es una especie que aprovecha de la deforestación y ha estado colonizando territorios cada vez más altos, además creemos que podría deberse al cambio climático, porque si solo fuera efecto de la deforestación, el ave hubiera migrado a Quito mucho antes”, asevera Verónica Crespo.
La investigación a largo plazo pretende observar los efectos de la llegada del ave en el ecosistema y si resulta ser una amenaza para otras especies. Crespo-Pérez ejemplifica el caso de la especie Atlapetes pallidiceps, un pájaro endémico del sur centro del Ecuador. A consecuencia de la llegada del vaquero brilloso su población empezó a reducir y se tuvieron que emplear métodos de control para que no se extinguiese.
El estudio, además, se proyecta a definir en detalle el comportamiento del vaquero brilloso en las características climáticas, topográficas y altitudinales de la ciudad de Quito y ver si realmente existen consecuencias negativas en su colonización.
FUENTE: noticias de la ciencia
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