En otras palabras, la tensión superficial permite que los líquidos se comporten como si su superficie estuviera encerrada en una lámina elástica, como si se endureciese. Este fenómeno se origina en las fuerzas intermoleculares por las cuales las moléculas inmersas en un líquido experimentan interacciones en todas las direcciones. Sin embargo, las que están situadas en superficies líquidas sólo se ven afectadas por las que tienen por debajo, lo que da lugar a una película que permite que objetos muy livianos y algunos insectos puedan flotar.
Un dato muy interesante indica que la tensión superficial también es responsable de la formación de las gotas de lluvia y de las burbujas de jabón.
El agua es uno de los líquidos que presenta mayor tensión superficial, lo que la convierte en hábitat de los mosquitos que aterrizan para poner sus huevos justo debajo de la superficie, donde los embriones eclosionan y se convierten en crisálidas, finalmente emergen como adultos maduros.
Aquí también vale tener en cuenta que la posibilidad de los mosquitos, y también de los insectos conocidos como “zapateros”, de flotar sobre la superficie del agua es una conjugación entre la tensión superficial y la anatomía de estos insectos, cuyas patas tienen “propiedades impermeables” que ayudarían a mantenerse en el agua sin hundirse.
Fuente: La Voz
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