
Lo que los científicos no sabían es que este proceso natural también supone una especie de escudo que ayuda al organismo ante el ataque de los virus. Y es justo lo que acaba de revelar un equipo de investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago liderados por Carmen Rivas, encargada del laboratorio de virus y cáncer del Cimus, de la Universidade de Santiago, y Manuel Collado, director del laboratorio de células madre en cáncer y envejecimiento del Hospital Clínico Universitario(CHUS)
El trabajo, que ha sido publicado en la revista Scientific Reports, se demostró con un pequeño agente viral que los investigadores usaron como modelo, el virus de la estomatitis vesicular. «En todas las pruebas a las que sometimos las células a la infección, las senescentes demostraron ser mucho más eficientes», explica Maite Baz, primera autora del artículo.

Contradictoriamente, la unión más corriente es asociar la vejez con una mayor debilidad frente a los virus, cuando el trabajo informa que las células envejecidas son más resistentes. La explicación es que el sistema inmune es el que juega un mayor papel en el control de las infecciones. «Un sistema inmune debilitado por los años es, posiblemente, la contribución más importante a la mayor incidencia de las infecciones víricas en ancianos», confirma Carmen Rivas.
Mejorar Terapias anticáncer:
¿Qué uso puede tener entonces el trabajo? No la tiene en el control de infecciones, pero sí a la hora de reconsiderar las nuevas terapias que se están experimentando contra el cáncer basadas en el uso de virus para matar las células tumorales. Este tratamiento se une con quimioterapia, que también activa la senescencia, por lo que se limitaría, en este caso, la acción benéfica de los virus.«A lo mejor ahora habría que tratar primero el paciente con los virus oncolíticos y luego aplicar la quimioterapia», destaca Manuel Collado.
Fuente: La voz de Galicia
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