
Sin embargo, nunca se ha estado seguro de que ese material orgánico pudiera conservarse tanto tiempo, ya que en realidad bien podía tratarse de microbios que cubren la pluma durante la descomposición y la fosilización.
Para un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, la Academia China de Ciencias y la Universidad de Linyi ya no hay dudas. Han encontrado evidencias de queratina original y melanosomas en el fósil de una de estas antiguas aves, recuperada del yacimiento del Cretácico de Yejé Biota, en el norte de China. El trabajo, publicado en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU., extiende el plazo en el que las moléculas originales pueden conservarse, y demuestra la capacidad de distinguir entre microestructuras antiguas en fósiles. Además, supone un paso muy importante para poner color a la imagen de estas y otras criaturas.
Los científicos explican que la clave residía en la queratina. Si esta no aparecía en las plumas, las estructuras podían ser microbios y era imposible hacer una predicción fiable. El equipo utilizó varios tipos de análisis y microscopía electrónica de transmisión para obtener detalles microscópicos de la superficie de la pluma y su estructura interna. La técnica, que empleó cobre y azufre, detectó la presencia de las moléculas de queratina y melanina, indicando que no hubo mezcla o lixiviación durante la descomposición y la fosilización.
Este tipo de estudios pueden ayudar a conocer cuáles eran los auténticos colores de las primeras aves y algunos dinosaurios, cuyas reproducciones artísticas pueden no ser muy fieles a la realidad.
Fuente: ABC
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