Ya se sabe cómo las neurotoxinas se esconden del sistema inmunológico y cómo se aferran a las células nerviosas. Investigadores daneses han dado con la fórmula que permitiría disponer de un antídoto universal para el veneno de las picaduras de serpientes. Han analizado cómo funcionan las neurotoxinas de este veneno y descubierto cómo se esconden del sistema inmunológico y cómo se aferran a las células nerviosas.
Investigadores daneses han descubierto nuevos mecanismos implicados en el ataque del sistema nervioso por el veneno de algunas especies de serpientes. Se espera que este descubrimiento sirva para desarrollar un nuevo antídoto que cubra un amplio espectro de las mordeduras de serpientes, según Science Nordic. Cobras y mambas son grupos cada uno con varias especies de serpientes con características similares. Algunas de estas especies son endémicas de la zona subsahariana y sus picaduras son responsables de miles de muertes cada año. Existen antídotos pero por lo general funcionan como una especie específica o en el mejor de unas pocas especies.
El veneno de cobras y mambas consta de un cóctel de neurotoxinas que atacan a las células nerviosas, lo que provoca un bloqueo de la comunicación entre el sistema nervioso y los músculos. Esto provoca calambres musculares y la inmovilización parcial o total o incapacidad para respirar.
El cuerpo de las víctimas, finalmente, identifica estas sustancias tóxicas y produce anticuerpos para defenderse. Desafortunadamente, la reacción es a menudo demasiado tarde y demasiado lenta en comparación con la velocidad de la acción del veneno, que en algunos casos puede causar la muerte en minutos u horas.
Sin embargo los científicos daneses de la Universidad Técnica de Dinamarca (DTU) y de la Universidad de Copenhague han descubierto nuevos mecanismos de la acción del veneno en el cuerpo. También han encontrado un punto débil en las neurotoxinas contenidas en el veneno de las cobras y mambas.
El secreto de las serpientes
En primer lugar, el veneno sólo ataca a las células nerviosas y no a cualquier tipo de célula del cuerpo. Esta selectividad hace que sea "invisible" a los ojos del sistema inmunológico y permite al veneno propagarse por el cuerpo, hasta que llega y comienza a infectar sus células nerviosas.
Los investigadores demostraron que las neurotoxinas pueden aferrase en varios lugares de las células nerviosas, pero que todas estas neurotoxinas, sea cual sea su naturaleza, se aferran gracias a un principio activo presente en su superficie.
También descubrieron que todos los antídotos existentes para las especies de serpientes estudiadas, a pesar de su diversidad, se basan en este principio activo de las neurotoxinas para bloquear su acción.
Al centrar sus esfuerzos en identificar y seleccionar el sitio activo, los investigadores esperan desarrollar un antiveneno que se adhiera a cualquier neurotoxina serpiente.
De esta forma, podría crearse un antídoto común a todas las especies de cobras y mambas.
En un ámbito como el África subsahariana, donde el acceso a los medicamentos es a veces complejo, esto supondría tener más fácil un tratamiento adecuado para las personas picadas.
FUENTE: Tendencias 21
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