Un artículo publicado en Neuron muestra cómo el cerebro procesa información visual de la que no somos conscientes, ¿Quién no ha tenido alguna vez la "intuición" de que debía evitar un determinado camino, acompañada de una inquietud difícil de explicar? Una intuición que después resultó ser certera... Es como si nuestro cerebro hubiera "visto" algo que pasó desapercibido a nuestros ojos.
Este razonamiento podría no ser tan descabellado. De hecho el cerebro procesa mucha más información de la que somos conscientes...
Y en efecto, un equipo de científicos ha averiguado la forma en que nuestro cerebro procesa información visual que no somos conscientes de haber visto, lo que indica que la influencia de las imágenes subliminales podría ser más importante lo que se pensaba, según un estudio que publica el último número de la revista Neuron.
La palabra subliminal hace referencia a lo que está por debajo del umbral de la consciencia. Y cuando se aplica a un estímulo, que en el caso de este estudio sería visual, indica que no se percibe de forma consciente. Sin embargo, puede influir en la conducta. "Nuestros resultados indican que lo que es invisible para el ojo humano puede ser codificado y almacenado brevemente por nuestro cerebro", explican un equipo multidisciplinar de investigadores, de las universidades de Nueva York y Oxford y el Colegio Francés.
El trabajo está liderado por el prestigioso neurocientífico Stanislas Dehaene, director del laboratorio de neuroimagen cognitiva. La investigación ha sido financiada entre otras por el programa horizonte 2020 de la Unión Europea y la dirección general de armamento del Ministerio de Defensa Francés, además de otras fundaciones privadas.
Para llegar a esta conclusión, los participantes en el estudio vieron una serie de imágenes muy rápidas y tenían que indicar las que habían visto y que las que no. Paralelamente, los investigadores medían su actividad cerebral mediante magnetoencefalografía (MEG), una técnica de neuroimagen no invasiva que hace múltiples mediciones cada milisegundo de los diminutos campos magnéticos generados por la actividad neuronal. Después desarrollaron algoritmos para decodificar el contenido de estas imágenes directamente de los datos obtenidos mediante neuroimagen.
De esta forma los investigadores pudieron confirmar una serie de predicciones teóricas. En particular, revelan una discrepancia llamativa entre la información visual que se mostraba a los sujetos participantes (algo bastante objetivo) y lo que los sujetos informaban haber visto(una apreciación subjetiva). Pero de propina, y contrariamente a las predicciones teóricas, los investigadores también encontraron que las imágenes aparentemente "invisibles", es decir, no percibidas de forma consciente" pueden mantenerse durante un tiempo en las regiones de "alto nivel" del cerebro.
"Sin lugar a dudas, estos resultados sugieren que puede ser necesario revisar nuestra actual comprensión de los mecanismos neurales de la percepción consciente", resaltan los investigadores. "Sin embargo, más allá de nuestros hallazgos empíricos, este estudio demuestra que las herramientas de aprendizaje automático (como el algoritmo empleado en este estudio) pueden ser extraordinariamente poderosas en la decodificación de la actividad neuronal de grabaciones los registro magnetoencefálicos. Un adelanto de lo que podemos descubrir sobre el funcionamiento del cerebro". Un adelanto que podría inspirar una novela de ciencia ficción (o tal vez no tanta ficción) sobre el control externo al que se podría someter al cerebro humano...
Y es que, como explica la Wiki, algunos mensajes visuales que contienen información que no se puede observar a simple vista, como ocurre con las imágenes fijas. Cuando las imágenes están en movimiento el ojo humano no es capaz de percibir de manera consciente cada una ella si se proyectan a una velocidad superior a 14 imágenes por segundo. Pero, el cerebro sí que es capaz de percibirlas y, como demuestra este trabajo, retenerlas durante un tiempo, aunque estén fuera de nuestra consciencia. Por eso este tipo de imágenes pueden influir en la voluntad a la hora de realizar una determinada actividad (consumir un determinando producto o marca; notar algún tipo de sensación, placentera o repulsiva; o incitar alguna necesidad: sed, hambre, terror, etc.).
Este razonamiento podría no ser tan descabellado. De hecho el cerebro procesa mucha más información de la que somos conscientes...
Y en efecto, un equipo de científicos ha averiguado la forma en que nuestro cerebro procesa información visual que no somos conscientes de haber visto, lo que indica que la influencia de las imágenes subliminales podría ser más importante lo que se pensaba, según un estudio que publica el último número de la revista Neuron.
La palabra subliminal hace referencia a lo que está por debajo del umbral de la consciencia. Y cuando se aplica a un estímulo, que en el caso de este estudio sería visual, indica que no se percibe de forma consciente. Sin embargo, puede influir en la conducta. "Nuestros resultados indican que lo que es invisible para el ojo humano puede ser codificado y almacenado brevemente por nuestro cerebro", explican un equipo multidisciplinar de investigadores, de las universidades de Nueva York y Oxford y el Colegio Francés.
El trabajo está liderado por el prestigioso neurocientífico Stanislas Dehaene, director del laboratorio de neuroimagen cognitiva. La investigación ha sido financiada entre otras por el programa horizonte 2020 de la Unión Europea y la dirección general de armamento del Ministerio de Defensa Francés, además de otras fundaciones privadas.
Para llegar a esta conclusión, los participantes en el estudio vieron una serie de imágenes muy rápidas y tenían que indicar las que habían visto y que las que no. Paralelamente, los investigadores medían su actividad cerebral mediante magnetoencefalografía (MEG), una técnica de neuroimagen no invasiva que hace múltiples mediciones cada milisegundo de los diminutos campos magnéticos generados por la actividad neuronal. Después desarrollaron algoritmos para decodificar el contenido de estas imágenes directamente de los datos obtenidos mediante neuroimagen.
De esta forma los investigadores pudieron confirmar una serie de predicciones teóricas. En particular, revelan una discrepancia llamativa entre la información visual que se mostraba a los sujetos participantes (algo bastante objetivo) y lo que los sujetos informaban haber visto(una apreciación subjetiva). Pero de propina, y contrariamente a las predicciones teóricas, los investigadores también encontraron que las imágenes aparentemente "invisibles", es decir, no percibidas de forma consciente" pueden mantenerse durante un tiempo en las regiones de "alto nivel" del cerebro.
"Sin lugar a dudas, estos resultados sugieren que puede ser necesario revisar nuestra actual comprensión de los mecanismos neurales de la percepción consciente", resaltan los investigadores. "Sin embargo, más allá de nuestros hallazgos empíricos, este estudio demuestra que las herramientas de aprendizaje automático (como el algoritmo empleado en este estudio) pueden ser extraordinariamente poderosas en la decodificación de la actividad neuronal de grabaciones los registro magnetoencefálicos. Un adelanto de lo que podemos descubrir sobre el funcionamiento del cerebro". Un adelanto que podría inspirar una novela de ciencia ficción (o tal vez no tanta ficción) sobre el control externo al que se podría someter al cerebro humano...
Y es que, como explica la Wiki, algunos mensajes visuales que contienen información que no se puede observar a simple vista, como ocurre con las imágenes fijas. Cuando las imágenes están en movimiento el ojo humano no es capaz de percibir de manera consciente cada una ella si se proyectan a una velocidad superior a 14 imágenes por segundo. Pero, el cerebro sí que es capaz de percibirlas y, como demuestra este trabajo, retenerlas durante un tiempo, aunque estén fuera de nuestra consciencia. Por eso este tipo de imágenes pueden influir en la voluntad a la hora de realizar una determinada actividad (consumir un determinando producto o marca; notar algún tipo de sensación, placentera o repulsiva; o incitar alguna necesidad: sed, hambre, terror, etc.).
FUENTE: ABC
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