LA ESTRATEGIA DE UN PECULIAR LAGARTO PARA EVITAR SER CAZADO

Descubren un pequeño lagarto cuyas escamas se desprenden fácilmente para huir de sus depredadores. Los geckos o salamanquesas son pequeños lagartos rápidos y ágiles, pero algunas especies cuentan además con otra característica que les ayuda a escapar de sus depredadores. Sus cuerpos están recubiertos por unas escamas que se desprenden con facilidad cuando se sienten amenazados, dándoles cierta ventaja para huir.

Se conocen varios geckos con este tipo de escamas sobre su piel, aunque en el norte de Madagascar un equipo de biólogos ha encontrado al maestro en esta estrategia de escape: una nueva especie que no sólo cuenta con las escamas más grandes que han visto en estos lagartos. También se regeneran más rápido de lo que se consideraba habitual en estos animales.

Tras estudiar en profundidad este reptil y pasarlo por el escáner, un equipo alemán publica esta semana en la revista Peer J los detalles de la morfología de Geckolepis megalepis, como ha sido bautizado. Según detalla a EL MUNDO Mark Scherz, investigador de la Universidad Ludwig-Maximilians de Múnich y autor principal del estudio, esta salamanquesa mide unos siete centímetros de longitud, aunque su cola alcanza los ocho centímetros:"Se alimenta de insectos y otros artrópodos", explica a través de un correo electrónico.

Sus hábitos nocturnos y las características de su hábitat -vive en unas formaciones cársticas llamadas tsingys, con cavernas y fisuras formadas en piedra caliza-, habían propiciado que pasara desapercibido. Los biólogos han observado, además, que el gran tamaño de sus escamas ayuda a que se desprendan más rápido, pues están unidas a su cuerpo de una forma muy sutil. Según creen, las escamas grandes se caen antes que las de menor tamaño.

Bajo las escamas tienen una especie de segunda piel que también se pierde durante ese proceso, según explica Scherz. ¿Y qué hacen durante esas semanas -entre dos y tres- en las que son más vulnerables porque no tienen escamas? "Sospechamos que se esconden en lugares húmedos, lejos de sus depredadores".

La habilidad de los geckos con escamas para escapar de sus depredadores ha supuesto un gran reto para los científicos que han intentado investigarlos, pues siempre han tenido muchas dificultades para poder cazarlos y estudiarlos sin que hubieran perdido toda su piel.

Los primeros que estudiaron a estos huidizos reptiles tuvieron que recurrir al algodón para atraparlos sin apenas tocarlos. Ahora usan bolsas de plástico, pero igualmente resulta muy difícil que no se desprendan de sus escamas.

Clasificarlos también resulta complicado. De hecho, aunque hasta hace pocos años pensaban que sólo había tres o cuatro especies, su estudio ha revelado que hay unos 13 linajes genéticos claramente diferenciados.

Según señala Scherz, Geckolepis megalepisfue descubierto por en 2004 por Frank Glaw, uno de los coautores de esta investigación, pero tuvieron que atrapar a otros ejemplares y realizar estudios genéticos para determinar que, en efecto, se trataba de una nueva especie. "Los análisis genéticos han mostrado que existen numerosos linajes entre los geckos. Uno de ellos tiene las escamas más grandes que otros, o menos numerosas por lo que era un buen candidato para ser descrito. Y eso es lo que hemos hecho ahora", dice Scherz, que admite que clasificar a estos animales "es una pesadilla".

Por ello, recurrieron a los rayos X para descubrir sus peculiaridades. La tomografía computarizada o TC les permite examinar esqueletos de animales sin tener que diseccionarlos y estudiar su morfología interna con rapidez. Además de determinar que el gecko con grandes escamas es una especie distinta gracias a la forma de cráneo, encontraron varios sorpresas. Por ejemplo, que una especie descubierta hace 150 años (Geckolepis maculata) pertenecía a un linaje diferente del que había sido clasificada originalmente.

En total, se ha encontrado una docena de individuos de Geckolepis megalepis, la especie descrita en este nuevo estudio, aunque sólo cuatro están conservados en las colecciones de los museos de ciencias naturales.

Las escamas que se desprenden de la piel son un ejemplo de las numerosas estrategias de camuflaje y huida que la naturaleza ofrece a los reptiles. Por ejemplo, a muchos lagartos se les cae la cola cuando son atrapados. Sus colores también les ayudan a camuflarse en distintos entornos, bien para sorprender a sus presas o para evitar convertirse en la de un depredador.

FUENTE: EL MUNDO

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