¿Qué es la termogénesis? Es parte de la termorregulación que genera calor en el organismo y que actualmente se está investigando como finalidad curativa para el tratamiento de la diabetes y la obesidad en los seres humanos.
Una nueva investigación de la Escuela de Medicina Icahn en Monte Sinaí, en Estados Unidos, proporciona importantes conocimientos sobre cómo el cuerpo regula este calor.
El nuevo estudio propone que el principal impulsor de la termogénesis es el sistema nervioso simpático, que es controlado principalmente por el cerebro. Sin embargo, las primeras hipótesis apuntaron que los macrófagos (una clase de glóbulos blancos) eran la clave de la termogénesis.
Christoph Buettner, director de la investigación, se centró en las catecolaminas, hormonas liberadas por el sistema nervioso simpático para activar el tejido graso marrón.
El tejido adiposo marrón es un tipo de tejido graso que quema energía para producir calor y mantenernos calientes. Las catecolaminas también pueden convertir el tejido graso blanco, el tipo más familiar de tejido graso que almacena los lípidos, en un tejido que se asemeja a la grasa marrón. Los investigadores probaron si los macrófagos podrían proporcionar una fuente alternativa de catecolaminas, como se había propuesto en los últimos años.
"La termogénesis es un proceso metabólico que recibe mucho interés como un objetivo farmacológico que permite quemar energía y, por lo tanto, reducir la obesidad y mejorar la diabetes. Resulta que los macrófagos no son tan importantes, ya que son incapaces de hacer catecolaminas, pero claramente lo es el cerebro a través del sistema nervioso simpático", dice Buettner. "Por lo tanto, es muy importante estudiar el papel del cerebro y del sistema nervioso simpático cuando se trata de comprender el metabolismo", añade.
La capacidad de generar calor es fundamental para la supervivencia de los animales de sangre caliente, incluidos los humanos, ya que previene la muerte por hipotermia. "Esta presión evolutiva dio forma a la biología de los seres humanos y la de otros animales de sangre caliente y, en parte, puede explicar por qué los seres humanos son susceptibles de desarrollar diabetes en el medio ambiente en el que vivimos", señala Buettner.
A su juicio, aunque se ha invertido mucho esfuerzo en dirigirse al sistema inmunológico para curar la diabetes y la resistencia a la insulina, todavía no hay fármacos anti-inflamatorios que se haya demostrado que funcionan bien en los seres humanos con enfermedad metabólica. "Nuestro estudio sugiere que tal vez la clave para combatir los efectos devastadores de la diabetes y la obesidad en los seres humanos es restaurar el control de la termogénesis y el metabolismo mediante el cerebro y el sistema nervioso autónomo", concluye.
Una nueva investigación de la Escuela de Medicina Icahn en Monte Sinaí, en Estados Unidos, proporciona importantes conocimientos sobre cómo el cuerpo regula este calor.
El nuevo estudio propone que el principal impulsor de la termogénesis es el sistema nervioso simpático, que es controlado principalmente por el cerebro. Sin embargo, las primeras hipótesis apuntaron que los macrófagos (una clase de glóbulos blancos) eran la clave de la termogénesis.
Christoph Buettner, director de la investigación, se centró en las catecolaminas, hormonas liberadas por el sistema nervioso simpático para activar el tejido graso marrón.
EL CEREBRO Y EL SISTEMA NERVIOSO SIMPÁTICO, RELEVANTES PARA ENTENDER EL METABOLISMO
"La termogénesis es un proceso metabólico que recibe mucho interés como un objetivo farmacológico que permite quemar energía y, por lo tanto, reducir la obesidad y mejorar la diabetes. Resulta que los macrófagos no son tan importantes, ya que son incapaces de hacer catecolaminas, pero claramente lo es el cerebro a través del sistema nervioso simpático", dice Buettner. "Por lo tanto, es muy importante estudiar el papel del cerebro y del sistema nervioso simpático cuando se trata de comprender el metabolismo", añade.
La capacidad de generar calor es fundamental para la supervivencia de los animales de sangre caliente, incluidos los humanos, ya que previene la muerte por hipotermia. "Esta presión evolutiva dio forma a la biología de los seres humanos y la de otros animales de sangre caliente y, en parte, puede explicar por qué los seres humanos son susceptibles de desarrollar diabetes en el medio ambiente en el que vivimos", señala Buettner.
A su juicio, aunque se ha invertido mucho esfuerzo en dirigirse al sistema inmunológico para curar la diabetes y la resistencia a la insulina, todavía no hay fármacos anti-inflamatorios que se haya demostrado que funcionan bien en los seres humanos con enfermedad metabólica. "Nuestro estudio sugiere que tal vez la clave para combatir los efectos devastadores de la diabetes y la obesidad en los seres humanos es restaurar el control de la termogénesis y el metabolismo mediante el cerebro y el sistema nervioso autónomo", concluye.
FUENTE: INFOSALUS.COM
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