«Aún tenemos mucho trabajo que hacer, pero los resultados son, hasta ahora, realmente prometedores», esto declaró Glenn Gaudette, investigador en «Worcester Polytechnic Institute» (WPI) y coautor del estudio, en un comunicado. Esto es un avance bastante significativo ya que según los inventigadores, esto podría usarse en un tiempo para regenerar tejidos o alomejor incluso para diseñar órganos artificiales.
Pero también se presentan algunas complicaciones frente a la bioingeniería
de órganos y tejidos, que trata de diseñar sistemas artificiales que
emulen el funcionamiento de los órganos y tejidos naturales para curar
enfermedades y heridas, una de ellas es como conseguir un modo de alimentar los tejidos. A día de hoy es imposible reproducir la complejidad y el pequeño tamaño de la red de «tuberías» que forma el sistema circulatorio de humanos debido a su complejidad.
Existe una estructura que en
la naturaleza, la "red de tuberías", una red que está formada por «tubos» de varios calibres, de
mayor a menor tamaño por arterias, venas, arteriolas, vénulas y,
finalmente, capilares. Estos se ramifican por el cuerpo, formando una
compleja red que recuerda a las ramas de un árbol, y transportan la sangre hasta todas las células del cuerpo.
Pero hay un problema, estas estructuras son muy difíciles de crear de forma artificial. A causa de esto, los investigadores han decidido aprovechar tejidos vegetales con esta finalidad: «Las plantas y los animales usan distintas formas de transportar fluidos, compuestos químicos y macromoléculas, pero aún así, tienen unas estructuras vasculares sorprendentemente similares», han escrito los autores del estudio.
Tras haber realizado varias pruebas y experimentos los
científicos «desnudaron» a las hojas de espinacas de sus células
vegetales. Para ello usaron una técnica especial en la que aplicaron un
potente detergente capaz de degradar las partes blandas de la hoja. Tras retirar las células, en las hojas tan solo quedó una estructura principalmente formada por celulosa, una sustancia que no produce rechazo en humanos, y que mantenía intacta la estructura del sistema circulatorio de las hojas, algo muy importante.
Habiendo realizado todo este proceso, cultivaron células musculares cardiacas humanas en su interior,
y lograron que latieran cinco días después en ese extraño medio.
Algunas sobrevivieron hasta tres semanas. En una demostración,
inyectaron un tinte rojo para simular la circulación de la sangre en las
hojas translúcidas. Y es más, a parte de esto, inyectaron
unas pequeñas esferas, de 10 micrómetros de diámetro (100 veces menos
que un milímetro), un tamaño similar al de los glóbulos rojos, para
comprobar si podían fluir por los vasos de la planta, y comprobaron que
sí que podían hacerlo. Los
científicos han usado esta técnica con perejil y con raíces de
cacahuetes. Esperan poder usar distintas plantas para diferentes
finalidades.
FUENTES: ELNUEVODIA.COM & ABC
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