Las plantas pueden sufrir las consecuencias dañinas de los rayos solares, porque aunque estas necesitan la luz para su desarrollo, también pueden verse afectadas por una sobreexposición a los rayos ultravioletas.
Por ello, han desarrollado ciertas sustancias en sus capas externas que permiten la absorción de dichos rayos. Estas sustancias pueden filtrar el componente que daña a las plantas mientras que deja actuar con normalidad la luz necesaria para la fotosíntesis.
Los rayos ultravioletas se han clasificado en diversas categorías, aunque los que llegan a la Tierra son los UV-A y los UV-B. Estos últimos son los que dañan a las capas más externas de las plantas. Se empezó a investigar el efecto que tenían estos rayos en los vegetales cuando se descubrió el agujero que se encuentra en la capa de ozono. Tras este hecho, se pudo constatar que en las plantas existe una cubierta compuesta por flavonoides que las protege de los rayos ya mencionados.
FUENTE: La Vanguardia
Por ello, han desarrollado ciertas sustancias en sus capas externas que permiten la absorción de dichos rayos. Estas sustancias pueden filtrar el componente que daña a las plantas mientras que deja actuar con normalidad la luz necesaria para la fotosíntesis.
Los rayos ultravioletas se han clasificado en diversas categorías, aunque los que llegan a la Tierra son los UV-A y los UV-B. Estos últimos son los que dañan a las capas más externas de las plantas. Se empezó a investigar el efecto que tenían estos rayos en los vegetales cuando se descubrió el agujero que se encuentra en la capa de ozono. Tras este hecho, se pudo constatar que en las plantas existe una cubierta compuesta por flavonoides que las protege de los rayos ya mencionados.
Tal y como afirma Roman Ulm, el co-autor de un estudio realizado recientemente sobre el tema tratado, aunque los rayos UV-B sean muy dañinos para las plantas en un principio, también las ayuda a crecer y desarrollarse, por lo que han desarrollado un "mecanismo" para absorberlos, al mismo tiempo que se protegen de ellos.
Este mecanismo mencionado consiste en la existencia de un fotorreceptor, denominado UVR8, que detecta los rayos UV-B y esto hace que se produzca una reacción química en las células que permite el desarrollo de sus defensas.
No hay una cantidad normativa de esta sustancia en las plantas, ya que varía dependiendo de la zona geográfica en la que se hayan. Debido a que el sol es necesario para crecer y aguantar los ataques de las posibles plagas, la comprensión de estos métodos nos ayuda a crear cultivos más sostenibles y que en los que sea prescindible el uso de pesticidas.
FUENTE: La Vanguardia
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