La malaria, una enfermedad potencialmente mortal causada por parásitos que se transmiten al ser humano por la picadura de mosquitos hembra infectados del género Anopheles afecta, según la OMS, a más de 200 millones de personas cada año, y acaba con la vida de 650000, sobre todo mujeres embarazadas y niños. Los esfuerzos por hallar una vacuna eficaz capaz de erradicar esta enfermedad han resultado en el desarrollo de varias patentes hasta ahora no muy efectivas. No obstante, los recientes hallazgos de un equipo internacional de investigadores nos permitirán mejorar las técnicas anteriores y, quizás, eliminar la enfermedad al completo.
El descubrimiento, publicado en Nature, también sugiere estrategias para mejorar la única vacuna contra la malaria aprobada para proteger a las personas contra la malaria por Plasmodium falciparum, la forma más letal de la enfermedad.
Los parásitos de la Malaria tienen un ciclo vital muy complejo, que implica un constante cabio de forma para así evitar su detección e infectar mosquitos y, en consecuencia, humanos. Se descubrió que en dicho ciclo tiene gran importancia la capacidad del parásito de “etiquetar” las proteínas clave con carbohidratos, la cual es, además, crítica para los primeros estadios de la infección humana, cuando el parásito migra a través del cuerpo e invade en el hígado, y más tarde, cuando se transmite de nuevo al mosquito desde un ser humano infectado,
permitiendo que el parásito se propague entre las personas.
El objetivo es desarrollar una nueva vacuna que pueda interferir en la capacidad del parásito para unir dichos carbohidratos a sus proteínas, y así obstaculizar la infección hepática y la transmisión al mosquito. Además, esta vacuna debilitaría al parásito de manera que no pudiera sobrevivir en el huésped.
De las nuevas terapias desarrolladas, la primera vacuna aprobada para uso humano, la RTS, S / AS01, fue aprobada en julio de 2015, pero no ha tenido tanto éxito como se esperaba, pues su eficacia disminuye con el tiempo. Ahora, el equipo internacional de investigadores liderado por Justin Boddey, ha demostrado por primera vez que los carbohidratos en la superficie de los parásitos de la malaria desempeñan un papel crítico en la capacidad de esta enfermedad para infectar mosquitos y huéspedes humanos.
El descubrimiento, publicado en Nature, también sugiere estrategias para mejorar la única vacuna contra la malaria aprobada para proteger a las personas contra la malaria por Plasmodium falciparum, la forma más letal de la enfermedad.
Los parásitos de la Malaria tienen un ciclo vital muy complejo, que implica un constante cabio de forma para así evitar su detección e infectar mosquitos y, en consecuencia, humanos. Se descubrió que en dicho ciclo tiene gran importancia la capacidad del parásito de “etiquetar” las proteínas clave con carbohidratos, la cual es, además, crítica para los primeros estadios de la infección humana, cuando el parásito migra a través del cuerpo e invade en el hígado, y más tarde, cuando se transmite de nuevo al mosquito desde un ser humano infectado,
permitiendo que el parásito se propague entre las personas.
El objetivo es desarrollar una nueva vacuna que pueda interferir en la capacidad del parásito para unir dichos carbohidratos a sus proteínas, y así obstaculizar la infección hepática y la transmisión al mosquito. Además, esta vacuna debilitaría al parásito de manera que no pudiera sobrevivir en el huésped.
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