Para los expertos, Scinax ruber es identificable por las manchas naranja con café de los muslos posteriores, pero seguramente son muchos los colombianos que la han visto alguna vez en duchas e inodoros de tierra caliente.
La investigadora Ángela Suárez Mayorga, estudiante del Doctorado del Grupo Biodiversidad y Conservación Genética del Instituto de Genética de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), asegura que se cree que la piel de esta especie sirve como barrera protectora de microorganismos y de otros depredadores.
Gracias a estudios previos, se conoce que las proteínas producidas por esta especie con efecto antimicrobiano son muy potentes a la hora de erradicar bacterias resistentes a los antibióticos –como estafilococo–, las cuales colonizan dispositivos médicos de UCI.
“Si se estudia más a fondo, y se conoce cuál es verdaderamente la especie Scinax ruber que posee el antibiótico, se puede contribuir a tratamientos médicos”, añade la herpetóloga.
En Colombia la especie es abundante en lugares con altos grados de intervención humada como pozos petroleros, áreas suburbanas, potreros para ganadería en la Orinoquia, Magdalena, norte de Chocó y la costa Caribe.
“En verdad no sabemos por qué prefiere esos espacios a otros más limpios o aparentemente con mejor funcionalidad ecológica, pero por sus preferencias el profesor de la U.N. John Lynch la denominó como “especie sin patrón”, pues no se asocia con un hábitat particular”, explica la experta en herpetología.
Estas ranas son muy dependientes del agua, pues se reproducen en charcos y tener esos péptidos les ha permitido ser exitosas y estar en todas partes, pero resulta que como se ha evidenciado en Bolivia, Argentina y Brasil, no se conoce qué especie es.
La especie físicamente se ve igual a lo largo de su enorme distribución, pero cuando se realizan análisis genéticos se encuentra que bajo el nombre de Scinax ruber, y con esa apariencia, hay más de un linaje evolutivo, es decir que hay más de una especie.
Cuenta la científica que el problema radica en saber cuál o cuáles de las especies que se esconden bajo ese nombre producen antibióticos, dónde viven y en qué estado están sus poblaciones, para definir si, eventualmente, podrían utilizarse con fines medicinales.
Son tres especies de Scinax del género de ranas arborícolas especialmente diverso en tierras bajas, cuya presencia abarca desde Centroamérica, en el sur de Costa rica, hasta el norte de Argentina.
La investigadora Ángela Suárez realiza investigaciones para determinar cómo esta especie de rana puede convivir en dos espacios diferentes, desde lugares limpios hasta los más desagradables.
Por ello, trabajará en filogeografía de ranas de amplia distribución. Esta es un área de la biología que estudia la evolución y la distribución de los linajes, “pero realmente es entender cómo se han creado y diversificado las especies a partir de lo que había en un lugar”.
El trabajo a desarrollar será ver la genética de distintas poblaciones de Scinax ruber, Scinxz rostratos y Scinax wandae, y por ello durante seis meses la investigadora de la U.N. trabajará con el Instituto de Investigación Senckenberg en Dresde, Alemania, donde evaluará marcadores genéticos que ayudarán a entender cuándo se dieron esos procesos de separación entre especies, y qué significan.
Fuente: Noticias de la Ciencia y la Tecnología
La investigadora Ángela Suárez Mayorga, estudiante del Doctorado del Grupo Biodiversidad y Conservación Genética del Instituto de Genética de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), asegura que se cree que la piel de esta especie sirve como barrera protectora de microorganismos y de otros depredadores.
Gracias a estudios previos, se conoce que las proteínas producidas por esta especie con efecto antimicrobiano son muy potentes a la hora de erradicar bacterias resistentes a los antibióticos –como estafilococo–, las cuales colonizan dispositivos médicos de UCI.
“Si se estudia más a fondo, y se conoce cuál es verdaderamente la especie Scinax ruber que posee el antibiótico, se puede contribuir a tratamientos médicos”, añade la herpetóloga.
En Colombia la especie es abundante en lugares con altos grados de intervención humada como pozos petroleros, áreas suburbanas, potreros para ganadería en la Orinoquia, Magdalena, norte de Chocó y la costa Caribe.
“En verdad no sabemos por qué prefiere esos espacios a otros más limpios o aparentemente con mejor funcionalidad ecológica, pero por sus preferencias el profesor de la U.N. John Lynch la denominó como “especie sin patrón”, pues no se asocia con un hábitat particular”, explica la experta en herpetología.
Estas ranas son muy dependientes del agua, pues se reproducen en charcos y tener esos péptidos les ha permitido ser exitosas y estar en todas partes, pero resulta que como se ha evidenciado en Bolivia, Argentina y Brasil, no se conoce qué especie es.
La especie físicamente se ve igual a lo largo de su enorme distribución, pero cuando se realizan análisis genéticos se encuentra que bajo el nombre de Scinax ruber, y con esa apariencia, hay más de un linaje evolutivo, es decir que hay más de una especie.
Cuenta la científica que el problema radica en saber cuál o cuáles de las especies que se esconden bajo ese nombre producen antibióticos, dónde viven y en qué estado están sus poblaciones, para definir si, eventualmente, podrían utilizarse con fines medicinales.
Son tres especies de Scinax del género de ranas arborícolas especialmente diverso en tierras bajas, cuya presencia abarca desde Centroamérica, en el sur de Costa rica, hasta el norte de Argentina.
La investigadora Ángela Suárez realiza investigaciones para determinar cómo esta especie de rana puede convivir en dos espacios diferentes, desde lugares limpios hasta los más desagradables.
Por ello, trabajará en filogeografía de ranas de amplia distribución. Esta es un área de la biología que estudia la evolución y la distribución de los linajes, “pero realmente es entender cómo se han creado y diversificado las especies a partir de lo que había en un lugar”.
El trabajo a desarrollar será ver la genética de distintas poblaciones de Scinax ruber, Scinxz rostratos y Scinax wandae, y por ello durante seis meses la investigadora de la U.N. trabajará con el Instituto de Investigación Senckenberg en Dresde, Alemania, donde evaluará marcadores genéticos que ayudarán a entender cuándo se dieron esos procesos de separación entre especies, y qué significan.
Fuente: Noticias de la Ciencia y la Tecnología
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