Si Homo sapiens no hubiera perdido las cejas gruesas y huesudas de sus antepasados ancestrales por rasgos faciales más suaves, tal vez los humanos de hoy en día nunca hubieran alzado una ceja, según sugiere un nuevo estudio. Investigadores de la Universidad de York creen que los primeros humanos presentaban protuberancias prominentes en las cejas como símbolo de dominio físico, y conforme la cara humana fue haciéndose más pequeña y plana, las cejas pasaron a ser un medio de expresión más amplio, dijo Paul O´Higgins, profesor de anatomía y autor principal del estudio.
"A medida que la cara se hacía más pequeña y la frente aplanada, los músculos de la cara podían mover las cejas hacia arriba y hacia abajo y podíamos expresar todos estos sentimientos más sutiles".
El equipo de York insiste en que sus conclusiones son especulativas, pero si están en lo cierto, la evolución de caras más pequeñas y planas puede haber desatado el poder social de la ceja, permitiendo a los humanos comunicarse a distancia de maneras más complejas y matizadas.
Según dico Penny Spikins, arqueóloga paleolítica de York y coautora del estudio, se pasa de las cejas como medio de competición a un medio para lucirse más intimamente, lo cual era una ventaja, a uno en el que era mejor llevarse bien con la gente, reconocernos desde lejos con un destello de cejas y simpatizar.
Los científicos se propusieron investigar por qué los humanos antiguos tenían prominentes crestas en las cejas en primer lugar. Con los años, los investigadores han presentado una serie de hipótesis. Una idea indica que la cresta simplemente llenó el espacio que de otro modo existiría entre la cara protuberante y la caja craneana. Otro argumenta que una frente prominente sirvió como refuerzo estructural, asegurando el soporte del estrés de una poderosa masticación.
Con la ayuda de Ricardo Godinho, los investigadores obtuvieron un escaneo de rayos X en 3D de un cráneo antiguo conocido como Kabwe 1,perteneciente al Homo heidelbergensis que vivió en lo que hoy es Zambia entre 300,000 y 125,000 años atrás. El cráneo mostraba una gruesa ceja en la frente que era más prominente que las de neandertales. "Dado que la forma de la cresta de la ceja no está guiada solo por requisitos espaciales y mecánicos, y para el evitar el sudor y el pelo en los ojos, se sugiere que puede estar relacionado con la comunicación social.
De acuerdo con los investigadores, nuestras frentes comunicativas comenzaron como un efecto secundario de que nuestras caras se redujeran gradualmente durante los últimos 100.000 años. Este proceso se ha vuelto particularmente rápido en los últimos 20,000 años y sobretodo, cuando pasamos de ser cazadores recolectores a ser agricultores, un estilo de vida que significaba menos variedad tanto en la dieta como en el esfuerzo físico.
La coautora del artículo, la Dra. Penny Spikins del Departamento de Arqueología de la Universidad de York, dijo: "Los humanos modernos son los últimos supervivientes de los homínidos. Mientras nuestra especie hermana los neandertales estaban muriendo, estábamos colonizando rápidamente el mundo y sobreviviendo en entornos extremos.
Los movimientos de las cejas nos permiten expresar emociones complejas, así como percibir las emociones de los demás.
Un rápido" flash de cejas "es un signo transcultural de reconocimiento y apertura a la interacción social y alzar las cejas en el medio es una expresión de simpatía. Los pequeños movimientos de las cejas también son un componente clave para identificar la confiabilidad y el engaño.
Por otro lado, se ha demostrado que las personas que han tenido botox que limita el movimiento de las cejas, empatizan y se identifican menos con las emociones de los demás. "Las cejas son la parte que falta en el rompecabezas de cómo los humanos modernos lograron llevarse tanto mejor que otros homínidos ahora extintos". Rachael Jack, que estudia la interacción social humana en la Universidad de Glasgow, dijo que el valor expresivo de las cejas los convirtió en fuertes candidatos para reconocedor de señales sociales. En contraposición, dijo que todos los músculos de la cara humana habrían contribuido en el desarrollo de la comunicación social, por ello, decía que no estaba de acuerdo de que las cejas son la parte del rompecabezas que falta.
Fuentes: ScienceDaily, The Guardian
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