
"A medida que la cara se hacía más pequeña y la frente aplanada, los músculos de la cara podían mover las cejas hacia arriba y hacia abajo y podíamos expresar todos estos sentimientos más sutiles".
El equipo de York insiste en que sus conclusiones son especulativas, pero si están en lo cierto, la evolución de caras más pequeñas y planas puede haber desatado el poder social de la ceja, permitiendo a los humanos comunicarse a distancia de maneras más complejas y matizadas.
Según dico Penny Spikins, arqueóloga paleolítica de York y coautora del estudio, se pasa de las cejas como medio de competición a un medio para lucirse más intimamente, lo cual era una ventaja, a uno en el que era mejor llevarse bien con la gente, reconocernos desde lejos con un destello de cejas y simpatizar.
Los científicos se propusieron investigar por qué los humanos antiguos tenían prominentes crestas en las cejas en primer lugar. Con los años, los investigadores han presentado una serie de hipótesis. Una idea indica que la cresta simplemente llenó el espacio que de otro modo existiría entre la cara protuberante y la caja craneana. Otro argumenta que una frente prominente sirvió como refuerzo estructural, asegurando el soporte del estrés de una poderosa masticación.

De acuerdo con los investigadores, nuestras frentes comunicativas comenzaron como un efecto secundario de que nuestras caras se redujeran gradualmente durante los últimos 100.000 años. Este proceso se ha vuelto particularmente rápido en los últimos 20,000 años y sobretodo, cuando pasamos de ser cazadores recolectores a ser agricultores, un estilo de vida que significaba menos variedad tanto en la dieta como en el esfuerzo físico.
La coautora del artículo, la Dra. Penny Spikins del Departamento de Arqueología de la Universidad de York, dijo: "Los humanos modernos son los últimos supervivientes de los homínidos. Mientras nuestra especie hermana los neandertales estaban muriendo, estábamos colonizando rápidamente el mundo y sobreviviendo en entornos extremos.
Los movimientos de las cejas nos permiten expresar emociones complejas, así como percibir las emociones de los demás.
Un rápido" flash de cejas "es un signo transcultural de reconocimiento y apertura a la interacción social y alzar las cejas en el medio es una expresión de simpatía. Los pequeños movimientos de las cejas también son un componente clave para identificar la confiabilidad y el engaño.

Fuentes: ScienceDaily, The Guardian
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