Actualmente, en la naturaleza no existe una superficie verdadera y completamente limpia, ni somos capaces de crear una con esas características. El propio contacto con el aire es suficiente para recubrir cualquier material con una capa delgada de moléculas, aunque a simple vista no lo podamos apreciar y nos resulte insignificante.
Tanto es así, que incluso el agua es contaminada por la acción de este aire y moléculas sin ser nosotros ni siquiera conscientes de ello.
La ''suciedad molecular'' que se encuentra en cualquier superficie es capaz de cambiar las propiedades del material que la compone. Incluso pequeñísimas cantidades de impurezas disueltas en agua pueden adherirse a una superficie, por lo que cuando se observa un material con un microscopio, lo que vemos es una capa de dicha suciedad molecular en lugar de la capa superficial atómica del respectivo material.
Algunos especialistas especularon con que esta suciedad molecular se trataba de una sola capa de moléculas de agua.
Para que se probase esta idea, la Universidad de Tecnología de Viena ideó un nuevo e innovador método de investigación, gracias al cual se logró crear la gota de agua más pura del mundo, tan pura que al caer en una superficie, no dejaría ni un solo rastro sobre ella.
Con objetivo de realizar su prueba, Ulrike Diebold, profesora en el Instituto de Física Aplicada en Viena, y el resto de su equipo, eligieron como superficie el dióxido de titanio (TiO2). Este material además es utilizado en superficies que se limpian solas, como por ejemplo espejos sometidos a humedad.
Se tomaron como punto de partida estudios anteriores que determinaban que cuando el agua caía sobre el dióxido de titanio, este cambiaba su composición superficial. Sin embargo, Diebold y su equipo, han demostrado que no era la superficie del TiO2 la que cambiaba, sino que lo que realmente estaban viendo a través del microscopio era una delgada capa de moléculas que ensuciaba esa superficie.
Para demostrar que su experimento era cierto, la clave fue que al crear la gota de agua más pura hasta el momento, se hiciese en ausencia de aire. Para esto, se indujo vapor de agua purificada en una cámara de vacío, dentro de la cual había un cono metálico enfriado hasta una temperatura de -140 grados. A continuación, debajo del témpano se situó una muestra de dióxido de titanio previamente manipulado y limpiado también al vacío a escala atómica. Crearon así hielo ultrapuro dentro de la cámara de vacío donde estaba situado y lo fundieron para crear la gota purísima que precipitó sobre la muestra.
Gracias a este experimento, todo el equipo de investigadores pudo demostrar que la "suciedad" que aparentemente cambiaba las propiedades de las superficies no era otra cosa que una capa de una sola molécula formada por ácido acético y ácido fórmico, ambos encontrados en diminutos rastros en el aire.
Este hallazgo también nos permite saber y aprender un poco más acerca de como el agua interactúa con todos aquellos materiales que se encuentran a su alrededor.
Es importante comentar, que pese a lo bien que pueda sonar, beber este líquido o agua ultrapura no es sano. Esto se debe a que el agua que bebemos, debe contener ciertos minerales para que sea seguro su consumo. Por lo que, de momento, este descubrimiento solo sirve para propósitos de investigación y debe mantenerse al vacío, así pues sigue siendo algo inaccesible.
Fuentes: BBC, Frontera
Tanto es así, que incluso el agua es contaminada por la acción de este aire y moléculas sin ser nosotros ni siquiera conscientes de ello.
La ''suciedad molecular'' que se encuentra en cualquier superficie es capaz de cambiar las propiedades del material que la compone. Incluso pequeñísimas cantidades de impurezas disueltas en agua pueden adherirse a una superficie, por lo que cuando se observa un material con un microscopio, lo que vemos es una capa de dicha suciedad molecular en lugar de la capa superficial atómica del respectivo material.
Algunos especialistas especularon con que esta suciedad molecular se trataba de una sola capa de moléculas de agua.
Para que se probase esta idea, la Universidad de Tecnología de Viena ideó un nuevo e innovador método de investigación, gracias al cual se logró crear la gota de agua más pura del mundo, tan pura que al caer en una superficie, no dejaría ni un solo rastro sobre ella.
Con objetivo de realizar su prueba, Ulrike Diebold, profesora en el Instituto de Física Aplicada en Viena, y el resto de su equipo, eligieron como superficie el dióxido de titanio (TiO2). Este material además es utilizado en superficies que se limpian solas, como por ejemplo espejos sometidos a humedad.
Se tomaron como punto de partida estudios anteriores que determinaban que cuando el agua caía sobre el dióxido de titanio, este cambiaba su composición superficial. Sin embargo, Diebold y su equipo, han demostrado que no era la superficie del TiO2 la que cambiaba, sino que lo que realmente estaban viendo a través del microscopio era una delgada capa de moléculas que ensuciaba esa superficie.
Para demostrar que su experimento era cierto, la clave fue que al crear la gota de agua más pura hasta el momento, se hiciese en ausencia de aire. Para esto, se indujo vapor de agua purificada en una cámara de vacío, dentro de la cual había un cono metálico enfriado hasta una temperatura de -140 grados. A continuación, debajo del témpano se situó una muestra de dióxido de titanio previamente manipulado y limpiado también al vacío a escala atómica. Crearon así hielo ultrapuro dentro de la cámara de vacío donde estaba situado y lo fundieron para crear la gota purísima que precipitó sobre la muestra.
Gracias a este experimento, todo el equipo de investigadores pudo demostrar que la "suciedad" que aparentemente cambiaba las propiedades de las superficies no era otra cosa que una capa de una sola molécula formada por ácido acético y ácido fórmico, ambos encontrados en diminutos rastros en el aire.
Este hallazgo también nos permite saber y aprender un poco más acerca de como el agua interactúa con todos aquellos materiales que se encuentran a su alrededor.
Es importante comentar, que pese a lo bien que pueda sonar, beber este líquido o agua ultrapura no es sano. Esto se debe a que el agua que bebemos, debe contener ciertos minerales para que sea seguro su consumo. Por lo que, de momento, este descubrimiento solo sirve para propósitos de investigación y debe mantenerse al vacío, así pues sigue siendo algo inaccesible.
Fuentes: BBC, Frontera
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