Tras recibir un trasplante, lo normal es que el organismo haga todo lo posible para rechazar ese órgano. Para evitarlo, los pacientes trasplantados deben tomar de por vida medicamentos inmunosupresores que impiden que las defensas del organismo ataquen a los nuevos tejidos al identificarlos como ajenos.
Para ello, un equipo de investigadores españoles del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha diseñado una nueva estrategia que evita el rechazo de trasplantes sin necesidad de tomar inmunosupresores de por vida, esto supone un gran avance en el tratamiento de los pacientes trasplantados. Esta estrategia consiste en una nanoterapia dirigida hacia las células del sistema inmune innato, que permite la aceptación indefinida de órganos trasplantados.
"Podemos cambiar la manera en que tratamos a estos pacientes que llevan, más o menos, con los mismos fármacos desde los años 60", comenta Jordi Cano Ochando, especialista del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III y líder de este estudio publicado en la revista Immunity, una de las publicaciones del grupo Cell.
"Podemos cambiar la manera en que tratamos a estos pacientes que llevan, más o menos, con los mismos fármacos desde los años 60", comenta Jordi Cano Ochando, especialista del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III y líder de este estudio publicado en la revista Immunity, una de las publicaciones del grupo Cell.
"Mediante nanopartículas, que son 30 veces más pequeñas que un cabello, hemos conseguido inhibir los mecanismos responsables del inicio del rechazo del trasplante" añade Jordi. Estos investigadores han desarrollado nanopartículas a partir de lípidos que pueden obtenerse de la sangre del paciente. Y son capaces de penetrar en la médula ósea y "liberar agentes inmunorreguladores", que frenan la acción tanto de las células mieloides ya existentes como de sus precursores (estas son las encargadas de dar la voz de alarma e iniciar la respuesta inmunitaria al identificar un órgano trasplantado como un agente externo al que atacar). Esto provoca que los efectos terapéuticos perduren en el tiempo.
El tratamiento se ha probado con efectividad en un modelo de trasplante de corazón en ratones que recibieron tres dosis de nanopartículas en su cola en la primera semana tras el trasplante y, transcurridos 100 días, el 75% de los animales aceptaban totalmente el trasplante sin mostrar efectos secundarios; lo que demuestra que son resultados prometedores.
El siguiente paso en el estudio pretende saber si provoca algún efecto indeseado en el sistema inmunitario, como la incapacidad de luchar contra algunas infecciones o el desarrollo de un cáncer. Si todo va bien, los científicos creen que la traslación de los resultados a las consultas no será complicada, ya que la obtención de las nanopartículas es relativamente sencilla. Se espera iniciar los ensayos en humanos en un plazo de tres a cinco años.
Patricia Conde, coautora del trabajo, nos explica: "La inmunidad entrenada es la capacidad de las células inmunes innatas para actuar con cierta memoria inmunológica de manera que, bajo ciertos estímulos que se producen durante el trasplante de órganos, las células mieloides entrenadas son capaces de inducir el rechazo del trasplante". Esto es un enfoque terapéutico novedoso que puede ser aplicado para tratar la activación inmunitaria excesiva en otras enfermedades autoinmunes, inflamatorias crónicas y alergias.
Actualmente, los tratamientos para un trasplante conllevan múltiples efectos secundarios como una mayor predisposición a desarrollar infecciones, hipertensión, diabetes... Con este estudio se pretende evitarlo.
"No tiene sentido que tratemos los síntomas y efectos de las enfermedades y no las causas", concluye Ochando.
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