Según resultados presentados esta semana en la revista "Science Translational Medicine", la proteína forma parte de la microbiota intestinal humana y, en algunas personas, induce al sistema inmunitario a atacar el sistema nervioso por error. Mireia Sospedra, inmunóloga barcelonesa afiliada al hospital Universitario de Zurich (Suiza) y directora de la investigación afirma que el próximo año se tiene previsto iniciar el ensayo clínico de un tratamiento para reeducar el sistema inmunitario de manera que se vuelva tolerante a la proteína identificada, de manera que si el tratamiento es eficaz, podría detenerse la progresión de la enfermedad en los casos en que está involucrada esta proteína.
Entre el 20% y el 40% de casos de la enfermedad están relacionados con la proteína que se ha identificado.
Además de abrir una nueva vía de tratamiento, la investigación supone un avance en la comprensión de la esclerosis múltiple porque muestra cómo la microbiota intestinal puede tener un papel en su inicio. Una vez identificada una proteína de la microbiota que interviene en una parte de los casos, un próximo reto será identificar otras proteínas que expliquen el resto de casos y que permitan desarrollar tratamientos para ellos.
La enfermedad se caracteriza por una destrucción progresiva de la mielina, es decir, la sustancia que recubre las extensiones de las neuronas (o axones) y permite la transmisión de los impulsos nerviosos. Su causa se desconoce, aunque se sabe que tener antecedentes familiares es un factor de riesgo, al igual que el tabaquismo y algunas infecciones víricas.
No existe un tratamiento curativo, pero sí los hay para frenar la progresión de la enfermedad, acelerar el regreso a la normalidad tras un brote y aliviar los síntomas. El tratamiento para reeducar las células inmunitarias se basa en extraer sangre de los pacientes, modificar los glóbulos rojos en el laboratorio y volverlos a transfundir. La modificación consiste en añadir fragmentos de la proteína problemática a los glóbulos rojos. De este modo, cuando los glóbulos rojos llegan al final de su vida útil y son destruidos, el sistema inmunitario interpreta que los fragmentos de proteína que presentan forman parte del propio organismo y que no deben atacarlos.
La enfermedad se caracteriza por una destrucción progresiva de la mielina, es decir, la sustancia que recubre las extensiones de las neuronas (o axones) y permite la transmisión de los impulsos nerviosos. Su causa se desconoce, aunque se sabe que tener antecedentes familiares es un factor de riesgo, al igual que el tabaquismo y algunas infecciones víricas.
No existe un tratamiento curativo, pero sí los hay para frenar la progresión de la enfermedad, acelerar el regreso a la normalidad tras un brote y aliviar los síntomas. El tratamiento para reeducar las células inmunitarias se basa en extraer sangre de los pacientes, modificar los glóbulos rojos en el laboratorio y volverlos a transfundir. La modificación consiste en añadir fragmentos de la proteína problemática a los glóbulos rojos. De este modo, cuando los glóbulos rojos llegan al final de su vida útil y son destruidos, el sistema inmunitario interpreta que los fragmentos de proteína que presentan forman parte del propio organismo y que no deben atacarlos.
Fuente: La Vanguardia
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