LA VERDAD ACERCA DE LAS GRASAS

Siempre se ha considerado a las grasas como algo perjudicial para la salud y algo que había que evitar por todos los medios para no engordar. Sin embargo, la realidad no es esa; existen grasas perjudiciales para la salud de las cuales no hay que abusar, pero al mismo tiempo hay grasas con un alto contenido nutricional como es el caso del aguacate, el aceite de oliva, los frutos secos, el pescado graso, etc.

Todas ellas deben formar parte de la dieta, pues son necesarios.Se trata de limitar el consumo de las grasas saturadas (grasas del cerdo, carnes rojas y productos lácteos principalmente).

Hay que empezar por conocer qué son las grasas y los lípidos. Se trata de un grupo heterogéneo de moléculas orgánicas cuyas principales características son su insolubilidad en el agua y su solubilidad en solventes orgánicos no polares. Entre los alimentos que constituyen la principal fuente de ácidos grasos saturados se encuentran la leche, el aceite de coco y el de palma y las carnes. Como fuente de los ácidos grasos insaturados tenemos al aceite de oliva, canola y soja, los frutos secos, aceitunas y la yema del huevo. Por otra parte se encuentran los ácidos poliinsaturados presentes mayormente en pescados y semillas. La gran pregunta es, ¿cuánto deberíamos consumir de cada tipo de grasas para mantenernos saludables?.

La respuesta surge en noviembre de 2008, cuando se realiza en Ginebra la Consulta Mixta de Expertos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO)/ Organización Mundial de la Salud (OMS), sobre nutrición humana. Se estableció como recomendación que la ingesta de grasa para individuos adultos debía ser de entre el 15% y el 20% como mínimo y con un máximo de 30%.

Es imprescindible lograr cumplir con estos porcentajes, pues una insuficiencia de lípidos podría derivar un trastorno de las necesidades energéticas, de forma que podrían darse cambios en el metabolismo, así como pérdidas de peso y una disminución de la actividad física. Esto tiene que ser evitado especialmente en el caso de los niños, pues la falta de lípidos causaría problemas en el desarollo y madurez del infante.

Junto con esto se encentra otro problema al que la sociedad se ha enfrentado, se trata de las grasas trans. Son una especie de lípidos originados por hidrogenación parcial de aceites vegetales que tienen una gran cantidad de ácidos grasos insaturados. Ofrecen grandes ventajas a la industria alimenticia, pues permiten la conservación de los alimentos por un período más largo; sin embargo, no presentan nada bueno para los consumidores. En realidad, aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, así como los infartos por muerte súbita y la diabetes.

Debido a todas las razones mencionadas anteriormente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó acabar con el consumo de este tipo de grasas y prohibirlas en la industria alimenticia en 2004. Bajo esta iniciativa Argentina logró acabar con ellas, lo que llevó a las industrias a tener que realizar modificaciones tecnológicas para poder así cumplir con la nueva reglamentación establecida en el país en 2010. Fue hace poco cuando la OMS envió una estrategia global (REPLACE) para acabar con tan perjudiciales grasas para nosotros.

Podemos concluir que las grasas son esenciales para poder desarrollar todas nuestras funciones de forma correcta. No obstante, hay que tener muy en cuenta la frecuencia y cantidad que consumimos pues pueden tener efectos adversos en nuestra salud.

Fuentes: La Vanguardia, La Prensa, Chequeado

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