La cantidad de la proteína PD1 presente en un tumor indica si se puede tratar con éxito con fármacos de inmunoterapia, según una investigación liderada desde el hospital Clínic presentada en la revista Annals of Oncology.
El avance abre la vía a mejorar el tratamiento de cánceres en los que hasta ahora no se aplica la inmunoterapia porque se considera que la probabilidad de que funcione es baja. Estos cánceres incluyen –entre otros- los de páncreas, mama, colorrectales, cerebrales o sarcomas. Identificar a los pacientes que tienen más proteína PD1 permitiría seleccionar a aquellos en que la probabilidad de éxito es alta.
“Queremos abrir la puerta de la inmunoterapia a tumores en los que ahora está cerrada”, declara Aleix Prat, jefe del servicio de oncología del Clínic y director de la investigación. Pero advierte que “aún no hemos llegado al punto en que podamos aplicar este descubrimiento en la práctica clínica diaria; antes demos demostrar la utilidad de este biomarcador en un ensayo clínico”.
Los fármacos de inmunoterapia han revolucionado el tratamiento de algunos tipos de tumor en los últimos cinco años. En algunos casos han conseguido que pacientes con metástasis que estaban desahuciados quedaran libres de cáncer, como se ha descrito en melanomas. Sin embargo, no todos los pacientes responden igual al tratamiento por motivos que aún se desconocen. Se estima que la inmunoterapia es eficaz en un 40% de casos de melanoma, un 20% de pulmón o un 5% de cáncer colorrectal. Identificar a los pacientes en los que funcionará se ha convertido en un objetivo de investigación prioritario.
Aleix Prat y su equipo pensaron que la proteína PD1 podía aportar una respuesta ya que algunos de los fármacos de inmunoterapia actúan sobre ella. Si de entrada esta proteína estaba ausente en el tumor, ¿cómo iban los fármacos a tener eficacia?
El avance abre la vía a mejorar el tratamiento de cánceres en los que hasta ahora no se aplica la inmunoterapia porque se considera que la probabilidad de que funcione es baja. Estos cánceres incluyen –entre otros- los de páncreas, mama, colorrectales, cerebrales o sarcomas. Identificar a los pacientes que tienen más proteína PD1 permitiría seleccionar a aquellos en que la probabilidad de éxito es alta.
“Queremos abrir la puerta de la inmunoterapia a tumores en los que ahora está cerrada”, declara Aleix Prat, jefe del servicio de oncología del Clínic y director de la investigación. Pero advierte que “aún no hemos llegado al punto en que podamos aplicar este descubrimiento en la práctica clínica diaria; antes demos demostrar la utilidad de este biomarcador en un ensayo clínico”.
Los fármacos de inmunoterapia han revolucionado el tratamiento de algunos tipos de tumor en los últimos cinco años. En algunos casos han conseguido que pacientes con metástasis que estaban desahuciados quedaran libres de cáncer, como se ha descrito en melanomas. Sin embargo, no todos los pacientes responden igual al tratamiento por motivos que aún se desconocen. Se estima que la inmunoterapia es eficaz en un 40% de casos de melanoma, un 20% de pulmón o un 5% de cáncer colorrectal. Identificar a los pacientes en los que funcionará se ha convertido en un objetivo de investigación prioritario.
Aleix Prat y su equipo pensaron que la proteína PD1 podía aportar una respuesta ya que algunos de los fármacos de inmunoterapia actúan sobre ella. Si de entrada esta proteína estaba ausente en el tumor, ¿cómo iban los fármacos a tener eficacia?
Cuando está presente, la proteína PD1 se encuentra en la membrana de algunos de los linfocitos (un tipo de células inmunitarias) que atacan el tumor. Ante este ataque, las células tumorales se defienden con otra proteína llamada PDL1 que actúa como un escudo frente a PD1. Los fármacos de inmunoterapia introducidos en los últimos cinco años actúan contra PD1 o contra PDL1 para desactivar el escudo de las células cancerosas. Los fármacos permiten así que el sistema inmunitario encuentre de nuevo vía libre para atacar el tumor.
Los investigadores del hospital Clínic han analizado, en primer lugar, datos de 10.078 de tumores de 34 tipos distintos obtenidos del consorcio internacional Atlas del Genoma del Cáncer. Han comprobado que hay una correlación entre la actividad del gen PD1 en los distintos tipos de tumor y la respuesta a los fármacos que actúan sobre este gen. Así, alrededor del 40% de melanomas y 20% de cánceres de pulmón tienen linfocitos con el gen PD1 activo, que son los mismos porcentajes que los de pacientes que responden al tratamiento.
Posteriormente, han analizado muestras de pacientes tratados en el hospital Clínic desde 2013, cuando se introdujeron los fármacos de inmunoterapia. Un análisis genómico ha permitido analizar la actividad de decenas de genes en los tumores, lo que refleja tanto la actividad en las células cancerosas como en las células inmunitarias que las acompañan.
Según los resultados presentados en Annals of Oncology, la actividad del gen PD1 antes de iniciar el tratamiento es lo que mejor predice si un paciente responde después a la inmunoterapia. El análisis se ha basado en datos de 117 pacientes tratados con nivolumab o pembrolizumab, dos fármacos que actúan sobre PD1; aún no se sabe, por lo tanto, si se obtendrán los mismos resultados con fármacos de otro tipo.
La actividad de PD1 predice mejor la respuesta a la inmunoterapia que otros tests que se han propuesto en los últimos meses como el nivel de inflamación de un tumor, que refleja la cantidad de células inmunitarias que contiene. “Nuestros resultados indican que lo relevante no es tanto la cantidad de células inmunitarias en el tumor como la calidad, es decir, qué tipo de células son y, sobre todo, si expresan PD1 o no”, señala Prat.
Esta observación, añade, sugiere una futura línea de investigación en la que se podrían extraer linfocitos de un tumor y modificarlos en laboratorio para que expresen PD1. A partir de ahí se podría transfundir una gran cantidad de linfocitos modificados a los pacientes con el objetivo de que los tumores se volvieran sensibles a la inmunoterapia. Con una estrategia similar, investigadores del Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU. han tratado con éxito a una mujer con cáncer de mama después de modificar y multiplicar sus linfocitos en laboratorio, según anunciaron en junio. Si la idea de Prat funcionara, abriría la vía a tratar con inmunoterapia incluso cánceres que inicialmente tienen niveles bajos de PD1.
Por ahora, “hemos obtenido el primer biomarcador que informa sobre la eficacia que puede tener la inmunoterapia en diferentes tipos de cáncer”, destaca el director de la investigación. “Nuestro próximo objetivo es validar este biomarcador para que se pueda utilizar en la práctica clínica diaria y de este modo poder seleccionar a los pacientes que tienen una probabilidad alta de responder al tratamiento”.
Los investigadores del hospital Clínic han analizado, en primer lugar, datos de 10.078 de tumores de 34 tipos distintos obtenidos del consorcio internacional Atlas del Genoma del Cáncer. Han comprobado que hay una correlación entre la actividad del gen PD1 en los distintos tipos de tumor y la respuesta a los fármacos que actúan sobre este gen. Así, alrededor del 40% de melanomas y 20% de cánceres de pulmón tienen linfocitos con el gen PD1 activo, que son los mismos porcentajes que los de pacientes que responden al tratamiento.
Posteriormente, han analizado muestras de pacientes tratados en el hospital Clínic desde 2013, cuando se introdujeron los fármacos de inmunoterapia. Un análisis genómico ha permitido analizar la actividad de decenas de genes en los tumores, lo que refleja tanto la actividad en las células cancerosas como en las células inmunitarias que las acompañan.
Según los resultados presentados en Annals of Oncology, la actividad del gen PD1 antes de iniciar el tratamiento es lo que mejor predice si un paciente responde después a la inmunoterapia. El análisis se ha basado en datos de 117 pacientes tratados con nivolumab o pembrolizumab, dos fármacos que actúan sobre PD1; aún no se sabe, por lo tanto, si se obtendrán los mismos resultados con fármacos de otro tipo.
La actividad de PD1 predice mejor la respuesta a la inmunoterapia que otros tests que se han propuesto en los últimos meses como el nivel de inflamación de un tumor, que refleja la cantidad de células inmunitarias que contiene. “Nuestros resultados indican que lo relevante no es tanto la cantidad de células inmunitarias en el tumor como la calidad, es decir, qué tipo de células son y, sobre todo, si expresan PD1 o no”, señala Prat.
Esta observación, añade, sugiere una futura línea de investigación en la que se podrían extraer linfocitos de un tumor y modificarlos en laboratorio para que expresen PD1. A partir de ahí se podría transfundir una gran cantidad de linfocitos modificados a los pacientes con el objetivo de que los tumores se volvieran sensibles a la inmunoterapia. Con una estrategia similar, investigadores del Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU. han tratado con éxito a una mujer con cáncer de mama después de modificar y multiplicar sus linfocitos en laboratorio, según anunciaron en junio. Si la idea de Prat funcionara, abriría la vía a tratar con inmunoterapia incluso cánceres que inicialmente tienen niveles bajos de PD1.
Por ahora, “hemos obtenido el primer biomarcador que informa sobre la eficacia que puede tener la inmunoterapia en diferentes tipos de cáncer”, destaca el director de la investigación. “Nuestro próximo objetivo es validar este biomarcador para que se pueda utilizar en la práctica clínica diaria y de este modo poder seleccionar a los pacientes que tienen una probabilidad alta de responder al tratamiento”.
Fuente: La Vanguardia
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