EL TAMOXIFENO, AHORA EMPLEADO PARA TRATAR CÁNCERES DE MAMA Y DE PÁNCREAS

Un equipo de investigadores pertenecientes al Imperial College en Londres han descubierto un uso nuevo y prometedor para un antiguo medicamento, el tamoxifeno. Este compuesto, con estructura molecular parecida al estrógeno, se lleva empleando durante años para tratar y prevenir cáncer de mama. Ahora, mediante una serie de experimentos en ratones, los científicos han encontrado que también debilita la estructura externa de tumores sólidos, como los de páncreas, y así podría limitar su proliferación y supervivencia.

El cáncer de páncreas tiene una tasa de mortalidad notablemente alta; siendo, actualmente, de casi 10 fallecidos por cada 100.000 habitantes. Estas masas descontroladas de células responden muy mal a los tratamientos porque se rodean de una coraza, formada por varios tipos de fibras enmarañadas, que bloquea el acceso a los fármacos e incluso a la circulación de la sangre. Para sobrevivir a su aislamiento, el tumor secreta proteínas que reprograman el metabolismo habitual de las células y las permiten aguantar en ausencia de oxígeno, una condición llamada hipoxia.

En ratones con cáncer de páncreas y en cultivos celulares que lo simulan, los científicos constataron que el tratamiento con tamoxifeno tiene dos efectos: ablanda la coraza externa —llamada estroma, que también es crucial para la proliferación del cáncer— y desactiva la defensa metabólica contra la hipoxia. Al mejorar la circulación sanguínea del tumor en respuesta al tamoxifeno, también debería aumentar la eficacia de tratamientos como la quimioterapia.
Páncreas
Francisco Real, jefe del Grupo de Carcinogénesis Epitelial en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) afirma que “los efectos que describen del tamoxifeno en las células del estroma son interesantes y en buena parte novedosos”. Sin embargo, el estudio “está muy lejos de demostrar un efecto antitumoral” en vivo, ya que en los experimentos emplearon dosis de tamoxifeno muy superiores a las que se utilizan en la clínica para tratar el cáncer de mama; hasta cien veces más, en algunos casos.

Los científicos destacan que es interesante estudiar la capacidad de modificar el estroma, porque el papel que juega esta estructura no es idéntico en todos los tumores. “En los últimos diez años ha habido un debate acalorado sobre si el estroma es amigo o enemigo de las células del tumor”, explica Real, que no participó en esta investigación. “En determinados casos puede ser beneficioso para el paciente y negativo para el tumor, pero otras veces es al revés. Lo más importante no es eliminar el estroma, sino modularlo”, dice.

Lo más sorprendente del nuevo descubrimiento es que el medicamento actúa por adhesión a una diana terapéutica completamente distinta, un receptor que no es específico a ningún tipo de tejido y por tanto está presente en células de muchos cánceres sólidos que forman estromas, como el de hígado, el de pulmón, y también el de mama.

Aunque el tamoxifeno, que no es tóxico, está aprobado para uso clínico por su efecto antiestrógeno, será necesario llevar a cabo ensayos clínicos para comprobar su eficacia en el nuevo contexto. Si se demuestra que es útil para frenar la proliferación y crecimiento de los tumores sólidos gracias a un efecto sobre el estroma, las sociedades oncológicas y entidades reguladoras podrían empezar a recomendar la prescripción de este medicamento más allá del cáncer de mama.
Fuente: EL PAÍS

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