LA VACUNA QUE MEJORA LA SUPERVIVENCIA CONTRA EL CÁNCER CEREBRAL MÁS LETAL

La inmunoterapia, una estrategia que busca dirigir y potenciar a las propias defensas del organismo para que localicen y destruyan al cáncer, está dando muy buenos resultados en algunas áreas de la oncología. Sin embargo, otras se resisten a sucumbir a sus efectos.

El glioblastoma, por ejemplo, es uno de esos tumores a los que la inmunoterapia no acaba de llegar, aunque en los últimos tiempos se han dado pasos importantes para cambiar esta realidad.

Hace unos meses, un estudio firmado por los españoles Juan Fueyo y Candela Gómez-Manzano mostró la efectividad de un tratamiento experimental que se vale de un adenovirus para conseguir que el sistema inmunitario del paciente acabe con las células tumorales. El tratamiento consiguió alargar la vida de algunos pacientes más de cuatro años, cuando la media de superviviencia a este tumor, uno de los más agresivos, es de alrededor de un año.

Usando una estategia diferente, este martes, investigadores del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona han presentado los prometedores resultados de un trabajo internacional que se basa en la elaboración de vacunas personalizadas que también logran 'despertar' a las defensas contra el glioblastoma.

Sus conclusiones, aún preliminares ya que la investigación está en fase I, se publican en la última entrega de la revista Nature.

Los científicos, que forman parte del Consorcio de Vacunación Activamente Personalizado de Glioma (GAPVAC), una red que engloba a investigadores de distintos países europeos, han probado una nueva estrategia de abordaje que, según explican, muestra que la inmunoterapia personalizada es viable en este tipo de cáncer. De momento, se ha probado en 15 pacientes de seis hospitales del continente.

En concreto, los investigadores desarrollaron dos tipos de vacunas. En un primer momento, y tras analizar las características de 30 glioblastomas, crearon una que contenía fragmentos de proteínas comunes en esos tumores. Su objetivo es que, como ocurre con la vacuna del sarampión, el organismo reconociera esas proteínas y generara anticuerpos contra ellas.

Tras someterse a una cirugía para retirar el tumor y mientras estaban recibiendo quimioterapia, los pacientes comenzaron a recibir dosis de esta vacuna por vía subcutánea.

Unos tres meses después, 11 de estos individuos pudieron recibir también una vacuna 'personalizada', es decir, "elaborada a partir de las cualidades y mutaciones específicas que presentaban sus tumores", explica Francisco Martínez-Ricarte, investigador del Grupo de Investigación en Neurotraumatología y Neurocirugía del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona y uno de los firmantes del trabajo.

"Conseguir cada una de estas vacunas es muy laborioso", añade el especialista, quien aclara que para personalizar el tratamiento hay que realizar espectrometría de masas, una secuenciación genética de última generación, microarrays de ARNm o análisis de repertorio inmunológico, entre otras pruebas.

Los resultados del estudio mostraron que las vacunas eran toleradas y "generaban una respuesta inmunitaria persistente", incluida la activación de la memoria de los linfocitos T, las células encargadas de la respuesta inmune, explica Martínez-Ricarte.

El especialista recuerda que la investigación no se diseñó para evaluar la efectividad de la terapia, sino su seguridad (el primer paso de la investigación), pero adelanta que los resultados obtenidos son "muy prometedores" y "animan a continuar trabajando en esta línea".

Así, comprobaron que "los pacientes tratados vivieron una media de 29 meses, cuando la vida media en estos casos ronda los 14 meses". Del mismo modo, el tiempo libre de enfermedad en el grupo que recibió el tratamiento rondó los 15 meses. De cualquier manera, ninguno de los pacientes tratados consiguió superar por completo la enfermedad.

"No podemos afirmar que mejora el pronóstico, pero los resultados de la estrategia son prometedores", afirma.

En el mismo número, otra investigación también muestra los resultados de otro tipo de vacuna personalizada contra el glioblastoma. En este caso, la estrategia no fue efectiva en el caso particular de pacientes que estaban recibiendo tratamiento con un fármaco utilizado habitualmente en este tipo de cáncer.

Fuente: EL MUNDO

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