Un equipo de investigación del Hospital General de Massachusetts identificó un grupo de células en el intestino delgado capaces de almacenar gran parte de los elementos ingeridos en forma de grasas para su posterior uso, en vez de convertirse rápidamente en energía.
El equipo se centró en el estudio de la integrina beta7, proteína que dirig
e las células inmunitarias al intestino.
Para comprobar si estas proteínas estaban relacionadas con el síndrome metabólico de enfermedades cardiovasculares o diabetes del tipo 2, alimentaron a ratones beta7 negativos y ratones de control con una dieta alta en grasas. Los ratones carentes de la proteína se mantuvieron esbeltos y no presentaron hipertensión, a diferencia de los beta7 negativos que se volvieron obesos con presión arterial elevada.
Se descubrió que el bloqueo de la proteína en la médula ósea, donde se generan las células inmunitarias, mantenían los niveles normales de lípidos en los animales a pesar de darles una dieta rica en colesterol. Los animales con beta7 negativa excretaron más colesterol y presentaban menos probabilidades de poseer enfermedades cardiovasculares que otros con integrina beta7 normal.
Afirmaron que la expresión de esta proteína era mayor en un grupo de células T presentes en revestimiento del intestino delgado. Mientras que la beta7 guiaba a varios tipos de células inmunitarias a los intestinos, solo estas células T suprimían los procesos metabólicos.
Swirski explica que la función supresora de dichas células podría haberse desarrollado para prevenir el hambre en condiciones de escasez de nutrientes, ya que al presentar la proteína beta7, los alimentos ingeridos se acumularían en grasas como reserva energética, que podría ser utilizada en un caso extremo.
Aún quedan preguntas por resolver, concluye Swirski, tales como si el bloqueo de estas células puede ser beneficioso para el tratamiento de la obesidad o si las personas con un metabolismo más alto presentan mayor cantidad de dichas células.
Fuentes: InfoSalus, Canarias7
El equipo se centró en el estudio de la integrina beta7, proteína que dirig
e las células inmunitarias al intestino.Para comprobar si estas proteínas estaban relacionadas con el síndrome metabólico de enfermedades cardiovasculares o diabetes del tipo 2, alimentaron a ratones beta7 negativos y ratones de control con una dieta alta en grasas. Los ratones carentes de la proteína se mantuvieron esbeltos y no presentaron hipertensión, a diferencia de los beta7 negativos que se volvieron obesos con presión arterial elevada.
Se descubrió que el bloqueo de la proteína en la médula ósea, donde se generan las células inmunitarias, mantenían los niveles normales de lípidos en los animales a pesar de darles una dieta rica en colesterol. Los animales con beta7 negativa excretaron más colesterol y presentaban menos probabilidades de poseer enfermedades cardiovasculares que otros con integrina beta7 normal.
Afirmaron que la expresión de esta proteína era mayor en un grupo de células T presentes en revestimiento del intestino delgado. Mientras que la beta7 guiaba a varios tipos de células inmunitarias a los intestinos, solo estas células T suprimían los procesos metabólicos.
Swirski explica que la función supresora de dichas células podría haberse desarrollado para prevenir el hambre en condiciones de escasez de nutrientes, ya que al presentar la proteína beta7, los alimentos ingeridos se acumularían en grasas como reserva energética, que podría ser utilizada en un caso extremo.
Aún quedan preguntas por resolver, concluye Swirski, tales como si el bloqueo de estas células puede ser beneficioso para el tratamiento de la obesidad o si las personas con un metabolismo más alto presentan mayor cantidad de dichas células.
Fuentes: InfoSalus, Canarias7
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