EN BUSCA DE LA ZANAHORIA DE LA FELICIDAD

Persona saltando de alegría. / RR SS
Tal asunto como la felicidad está dejando de ser tratada en tantas y tantas disertaciones filosóficas para ser objeto de investigación científica. Esto es muy positivo para todos nosotros ya que la ciencia ha demostrado ser el más poderoso desmitificador que jamás haya existido.

A día de hoy, la neurociencia nos ofrece un amplio conjunto de descubrimientos sobre el comportamiento del cerebro en relación a la manera que experimentamos nuestras emociones, más concretamente, la felicidad. Los hallazgos a los que la ciencia está llegando sobre la felicidad no han hecho más que comenzar pero esto no impide que podamos encontrar beneficio a medida que la ciencia avanza. A continuación, veremos algunos de estos importantes hallazgos.

La felicidad es una emoción, por tanto, no se puede buscar ni alcanzar de ninguna manera. Al tratarse de una emoción, la felicidad es una respuesta a las circunstancias y percepciones individuales.

La felicidad tiene forma molecular, correspondiente a los llamados neurotransmisores, moléculas bioquímicas que actúan en el cerebro y son responsables de la sensación de bienestar y felicidad en la persona. Estas biomoléculas una vez han realizado su función se desactivan, debido a esto la felicidad se experimenta puntualmente durante el tiempo que dura la actividad de la biomolécula involucrada.

Ser felices podría haber extinguido a la humanidad tal y como afirma una reciente teoría antropológica, la cual relaciona la felicidad con la urgencia de sobrevivir. Resulta que si el cerebro fuese capaz de sostener el bienestar o la felicidad por tiempo prolongado, nuestros antepasados se hubiesen quedado demasiado cómodos y seguros de sí mismo, descuidando lo que ocurre en el medio y convirtiéndose en presas fáciles para cualquier depredador, para evitar que esto ocurra la naturaleza diseñó el cerebro para estar feliz sólo por cortos espacios de tiempo.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Ohio, encontraron que el rostro humano puede configurar más de 16.000 formas, de las cuales 35 son comunes en todas las culturas, de estas 17 corresponden a felicidad en comparación con las 3 para el miedo, 4 para la sorpresa y 5 para el enfado o la tristeza. De ahí, se deduce que la felicidad aparenta ser una de las emociones más privilegiadas al momento de correlacionarla con la capacidad del cuerpo para expresar la sensación de felicidad.
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De momento, lo único que podemos afirmar es que la felicidad es principalmente una emoción y no un estado sostenible que se pueda alcanzar, es decir, podemos estar felices pero no ser felices de por sí. Dicho esto, toca valorar la verdadera utilidad de las charlas y métodos basados en ciertos pasos para ser feliz, peldaños que subir para alcanzar la felicidad o fórmulas algorítmicas de la felicidad, son parte de una industria que vende más de 11 billones de dólares anuales enseñando a perseguir la famosa zanahoria de la felicidad.

Mi consejo es simple, deja de seguir corriendo tras aquella felicidad ilusoria, y en su lugar puedes empezar a crear una lista diaria de tu manera de permanecer feliz. ¿Sabías que tres sucesos buenos (felices) que te ocurren en ese mismo día quedan neutralizados por un sólo suceso malo (infeliz)? De esta manera un bosque de felicidad se oculta detrás de un solo árbol. El reto es crearte un nuevo hábito para terminar el día, sólo necesitarás tomar unos minutos para hacerte consciente de los momentos en que estuviste feliz y escribirlos en tu diario de la felicidad o simplemente recordarlos, la única regla es escribir solo los momentos felices. Notarás como cambia positivamente tu valoración día tras día. ¿Qué opinas? ¿Te animas?

Fuentes: El País, Mundodiario, El Mundo

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