Una nueva investigación llevada a cabo por varios científicos de Australia y Reino Unido, descubren que la maquinaria que utilizan las bacterias para combatir distintas sustancias químicas también podrían producir procursores, que pueden originar una nueva generación de nailon y otros polímeros.
Según el profesor Ian Paulsen, uno de los líderes de dicha investigación y procedente de la Universidad de Macquarie de Australia dice: "la resistencia a los antisépticos parece ser un accidente afortunado para la bacteria, y también podría ser útil para los humanos".
Se ha descubierto un tipo de bacterias que no se ven afectadas por antibióticos ni por antisépticos, se les denomina superbacterias y son un problema porque todavía no se sabe como desarrollan resistencia. En 2013, un grupo de investigadores y Paulsen descubrieron cómo una bacteria conocida como Acinetobacter baumanni, que resistió a un potente antiséptico de grado hospitalario.
El arma secreta que encontraron en el Acinetobacter baumanni, es una proteína llamada Acel, que se asienta en superficie y bombea cualquier clorhexidina. El autor principal de esta investigación, el Dr. Karl Hassan dice: " El gen que codifica la proteína Acel parece ser muy antiguo, pero la clorhexidina sólo se creó en el siglo XX; asé que el gen no puede tener la función de protegerse contra la clorhexidina".
Recientemente Hassan, Paulsen y otro grupo de científicos has investigado qué otros compuesto son trasportados por Acel y se sabe que hay un grupo de proteínas llamadas Proteobacterias Antimicrobianas Compuestas de Efluentes (PACE).Estas bacterias tienen la capacidad de trasportar grandes cantidades de sustancia significa que podrían ser reutilizadas en un contexto industrial para la catalización para fabricar polímeros,como el nailon. Y lo interesante de estas proteínas es que son muy promiscuas en los compuestos que transportan y son la causa probable de la resistencia a nuevos antimicrobianos que se están desarrollando actualmente, una afirmación hecha por el profesor Peter Henderson.
Fuentes: Química.es
Según el profesor Ian Paulsen, uno de los líderes de dicha investigación y procedente de la Universidad de Macquarie de Australia dice: "la resistencia a los antisépticos parece ser un accidente afortunado para la bacteria, y también podría ser útil para los humanos".
Se ha descubierto un tipo de bacterias que no se ven afectadas por antibióticos ni por antisépticos, se les denomina superbacterias y son un problema porque todavía no se sabe como desarrollan resistencia. En 2013, un grupo de investigadores y Paulsen descubrieron cómo una bacteria conocida como Acinetobacter baumanni, que resistió a un potente antiséptico de grado hospitalario.
El arma secreta que encontraron en el Acinetobacter baumanni, es una proteína llamada Acel, que se asienta en superficie y bombea cualquier clorhexidina. El autor principal de esta investigación, el Dr. Karl Hassan dice: " El gen que codifica la proteína Acel parece ser muy antiguo, pero la clorhexidina sólo se creó en el siglo XX; asé que el gen no puede tener la función de protegerse contra la clorhexidina".
Recientemente Hassan, Paulsen y otro grupo de científicos has investigado qué otros compuesto son trasportados por Acel y se sabe que hay un grupo de proteínas llamadas Proteobacterias Antimicrobianas Compuestas de Efluentes (PACE).Estas bacterias tienen la capacidad de trasportar grandes cantidades de sustancia significa que podrían ser reutilizadas en un contexto industrial para la catalización para fabricar polímeros,como el nailon. Y lo interesante de estas proteínas es que son muy promiscuas en los compuestos que transportan y son la causa probable de la resistencia a nuevos antimicrobianos que se están desarrollando actualmente, una afirmación hecha por el profesor Peter Henderson.
Fuentes: Química.es
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