La ingeniería tisular es un campo que avanza rápidamente debido a que está alcanzando nuevas cotas gracias a la investigación espacial. En la Estación Espacial Internacional está en proceso un experimento que ya está abriendo nuevos horizontes para poder cultivar vasos sanguíneos artificiales para la cirugía en los humanos.
La mayor parte de las técnicas de cultivos de estructuras tridimensionales a partir de células humanas en la Tierra necesita del uso de armazones biocompatibles. Los científicos los emplean en los laboratorios para definir la forma del tejido y ayudar a que las células se adhieran entre sí. Un experimento europeo reveló cómo en microgravedad los cultivos de las células hacen innecesario contar con ayuda externa y serían capaces de formar vasos sanguíneos rudimentarios de manera natural.
Este experimento Spheroids,llevado a cabo por la ISS en 2016, una empresa de instalaciones, estudió cómo las células que se encuentran en la parte interna de nuestros vasos sanguíneos, llamadas células endoteliales, reaccionan a la microgravedad de la estación espacial. Estas células endoteliales controlan la contracción y expansión de nuestros vasos sanguíneos para regular el flujo hacia la presión sanguínea y los órganos.
La ausencia de convección en órbita y la ingravidez crean una combinación perfecta para estudiar estas estructuras tridimensionales complejas.
Las células humanas cultivadas en el espacio se encajaron formando estructuras cilíndricas similares al tejido interno de los vasos sanguíneos de nuestro organismo. A lo largo del experimento, las células fueron cultivadas durante 12 días dentro de una incubadora Kubik de la ESA(Agencia Espacial Europea) para poder mantener una adecuada temperatura.
Daniela Grimm afirma que los agregados tubulares se asemejaban a elementales vasos sanguíneos, cosa que nunca antes se había logrado por científicos al cultivar células en la Tierra, además, añade que nadie sabía como reaccionarían las células en el espacio.
Con las muestras de vuelta a la Tierra, los científicos se llevaron una grata sorpresa al ver cómo las células formaban agregados esferoidales tridimensionales por sí mismas.
El trabajo en el laboratorio y de documentación sigue continuo ya que aún se sigue investigando cómo y por qué las células se agregan formando esferoides.
Se están combinando las células endoteliales con otros cultivos para poder reconstruir varias capas de los vasos sanguíneos en una máquina de posicionamiento aleatorio, que imita la microgravedad de la Tierra.
En el espacio cultivar vasos sanguíneos ayudaría a realizar tejido humano para los transplantes o para la producción de nuevos medicamentos. Además, con el paso del tiempo las mejoras en las técnicas podría ayudar a sustituir los vasos sanguíneos dañados de pacientes necesitados de transplantes.
Así, los astronautas también saldrán beneficiados de estos conocimientos nuevos sobre las células endoteliales ya que durante los vuelos espaciales sufren alteraciones en la presión sanguínea.
Fuente: ESA
La mayor parte de las técnicas de cultivos de estructuras tridimensionales a partir de células humanas en la Tierra necesita del uso de armazones biocompatibles. Los científicos los emplean en los laboratorios para definir la forma del tejido y ayudar a que las células se adhieran entre sí. Un experimento europeo reveló cómo en microgravedad los cultivos de las células hacen innecesario contar con ayuda externa y serían capaces de formar vasos sanguíneos rudimentarios de manera natural.
Este experimento Spheroids,llevado a cabo por la ISS en 2016, una empresa de instalaciones, estudió cómo las células que se encuentran en la parte interna de nuestros vasos sanguíneos, llamadas células endoteliales, reaccionan a la microgravedad de la estación espacial. Estas células endoteliales controlan la contracción y expansión de nuestros vasos sanguíneos para regular el flujo hacia la presión sanguínea y los órganos.
La ausencia de convección en órbita y la ingravidez crean una combinación perfecta para estudiar estas estructuras tridimensionales complejas.
Las células humanas cultivadas en el espacio se encajaron formando estructuras cilíndricas similares al tejido interno de los vasos sanguíneos de nuestro organismo. A lo largo del experimento, las células fueron cultivadas durante 12 días dentro de una incubadora Kubik de la ESA(Agencia Espacial Europea) para poder mantener una adecuada temperatura.
Daniela Grimm afirma que los agregados tubulares se asemejaban a elementales vasos sanguíneos, cosa que nunca antes se había logrado por científicos al cultivar células en la Tierra, además, añade que nadie sabía como reaccionarían las células en el espacio.
Con las muestras de vuelta a la Tierra, los científicos se llevaron una grata sorpresa al ver cómo las células formaban agregados esferoidales tridimensionales por sí mismas.
El trabajo en el laboratorio y de documentación sigue continuo ya que aún se sigue investigando cómo y por qué las células se agregan formando esferoides.
Se están combinando las células endoteliales con otros cultivos para poder reconstruir varias capas de los vasos sanguíneos en una máquina de posicionamiento aleatorio, que imita la microgravedad de la Tierra.
En el espacio cultivar vasos sanguíneos ayudaría a realizar tejido humano para los transplantes o para la producción de nuevos medicamentos. Además, con el paso del tiempo las mejoras en las técnicas podría ayudar a sustituir los vasos sanguíneos dañados de pacientes necesitados de transplantes.
Así, los astronautas también saldrán beneficiados de estos conocimientos nuevos sobre las células endoteliales ya que durante los vuelos espaciales sufren alteraciones en la presión sanguínea.
Fuente: ESA
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