Un grupo de científicos pertenecientes al Instituto Broad, un consorcio de La Universidad de Harvard y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, acaba de anunciar el desarrollo de una nueva tecnología basada en el sistema CRISPR-Cas13 llamada CARVER, que permite tanto detectar como destruir virus ARN que han infectado células humanas. Este estudio representa uno de los primeros en aprovechar Cas13, o cualquier sistema CRISPR, como un antiviral en células humanas cultivadas.
Ya es conocido que las tecnologías CRISPR-Cas han revolucionado nuestra capacidad de editar genes y modificar su expresión. En la naturaleza, las CRISPR han evolucionado como un sistema de defensa de las bacterias contra bacteriófagos y otros agentes patógenos. Esto sugiere que podríamos aprovecharlas para ayudar a las células de los mamíferos en la defensa contra virus tanto ARN como ADN. Ahora, gracias a los avances que se han logrado con la técnica CRISPR, estamos más cerca que nunca de esto.
Y es que hasta este momento, la técnica CRISPR-Cas9 nos permitía modificar el ADN. Pero ahora los estudios realizados con su variante, CRISPR-Cas13, nos proporcionan la capacidad de editar también el ARN. Esto es muy útil puesto que la gran mayoría de los virus que atacan a los humanos presentan su material genético en forma de ARN monocatenario, y la Cas9 únicamente lograba inhibir la replicación del ADN bicatenario de los virus, mientras que no era capaz de hacer los mismos procedimientos de forma efectiva con el ARN monocatenario.
Además, esta nueva técnica también nos va a permitir realizar las modificaciones en ARN humano en vez de en el ADN, logrando así en ciertos procesos los mismos efectos que su sucesora, la CRISPR-Cas9, pero sin que los cambios afecten al genoma y se transmitan a futuras generaciones, lo que podría ser muy beneficioso en ciertas aplicaciones de la tecnología CRISPR-Cas.
Para hacernos una idea de la importancia que tiene este avance: generar tratamientos contra los virus que atacan a los humanos, y específicamente contra los virus ARN, es tan difícil que en los últimos 50 años, con 90 medicamentos antivirales que han sido producidos, sólo se han logrado curar 9 enfermedades víricas. Tan solo 4 de ellas eran producidas por virus ARNmc. Mientras que con respecto a las vacunas, que han emergido como la principal estrategia para combatir enfermedades víricas, únicamente 16 virus disponen de una aprobada por la FDA.
Desarrollar tratamientos antivirales es un reto particularmente complicado, ya que esta clase de patógenos evoluciona de forma especialmente rápida y existe una gran variedad de ellos. El equipo de investigación señala y resalta la necesidad y la importancia para el avance médico de la creación de plataformas terapéuticas antivirales adaptables a estos agentes infecciosos.
Fuente: GEN, La Vanguardia, Clinical Omils
Ya es conocido que las tecnologías CRISPR-Cas han revolucionado nuestra capacidad de editar genes y modificar su expresión. En la naturaleza, las CRISPR han evolucionado como un sistema de defensa de las bacterias contra bacteriófagos y otros agentes patógenos. Esto sugiere que podríamos aprovecharlas para ayudar a las células de los mamíferos en la defensa contra virus tanto ARN como ADN. Ahora, gracias a los avances que se han logrado con la técnica CRISPR, estamos más cerca que nunca de esto.
Y es que hasta este momento, la técnica CRISPR-Cas9 nos permitía modificar el ADN. Pero ahora los estudios realizados con su variante, CRISPR-Cas13, nos proporcionan la capacidad de editar también el ARN. Esto es muy útil puesto que la gran mayoría de los virus que atacan a los humanos presentan su material genético en forma de ARN monocatenario, y la Cas9 únicamente lograba inhibir la replicación del ADN bicatenario de los virus, mientras que no era capaz de hacer los mismos procedimientos de forma efectiva con el ARN monocatenario.
Además, esta nueva técnica también nos va a permitir realizar las modificaciones en ARN humano en vez de en el ADN, logrando así en ciertos procesos los mismos efectos que su sucesora, la CRISPR-Cas9, pero sin que los cambios afecten al genoma y se transmitan a futuras generaciones, lo que podría ser muy beneficioso en ciertas aplicaciones de la tecnología CRISPR-Cas.
Para hacernos una idea de la importancia que tiene este avance: generar tratamientos contra los virus que atacan a los humanos, y específicamente contra los virus ARN, es tan difícil que en los últimos 50 años, con 90 medicamentos antivirales que han sido producidos, sólo se han logrado curar 9 enfermedades víricas. Tan solo 4 de ellas eran producidas por virus ARNmc. Mientras que con respecto a las vacunas, que han emergido como la principal estrategia para combatir enfermedades víricas, únicamente 16 virus disponen de una aprobada por la FDA.
Desarrollar tratamientos antivirales es un reto particularmente complicado, ya que esta clase de patógenos evoluciona de forma especialmente rápida y existe una gran variedad de ellos. El equipo de investigación señala y resalta la necesidad y la importancia para el avance médico de la creación de plataformas terapéuticas antivirales adaptables a estos agentes infecciosos.
Fuente: GEN, La Vanguardia, Clinical Omils
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