EL CORONAVIRUS, MENOS MORTAL QUE LA CONTAMINACIÓN DEL AIRE

Mientras el coronavirus (COVID-19) se apodera de todos los titulares a nivel mundial, hay una "homicida" bastante más sigilosa que está ocasionando cerca de 7 millones de muertos anualmente y esta es la contaminación del aire.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 9 de cada 10 personas respiran aire contaminado y, en el estado español, cada año mueren aproximadamente 35.000 personas por esta razón. Esto deriva en: casos de neumonía infantil, bronquitis y crisis asmáticas se disparan en presencia de estas partículas microscópicas que se tienen en cuenta como sustancias cancerígena de primer orden.

Las enfermedades del aparato respiratorio (13% del total) fueron el diagnóstico principal de las altas generadas. Por detrás se colocaron las enfermedades del aparato circulatorio (12,5%) y las enfermedades del aparato digestivo (12,5%), cifras de hopitalizaciones durante 2018 publicadas por el Instituto Nacional de Estadística.

Los últimos datos recogidos por Greenpeace determinan que el cambio climático está haciendo crecer los niveles de contaminación del aire: tormentas de arena como las de las Islas Canaria o incendios como los de Brasil y Australia causan un gran impacto en la calidad del aire.

Las emisiones de contaminación ligadas al transporte están aumentando considerablemente más rápido que cualquier otra fuente. En las grandes ciudades como Madrid o Barcelona un año tras otro se superan los límites permitidos de emisiones dañinas ligadas al tráfico, una infracción que perjudica singularmente a la población más endeble como menores (personas de tercera edad o personas con enfermedades respiratorias).

Asimismo, las fuentes de contaminación que más alteran nuestra salud, como la quema de carbón, son de la misma manera las culpables del cambio climático. España, seguramente, será uno de los países más va a sufrir las peores consecuencias, en forma de olas de calor, pérdida de especies, fenómenos meteorológicos extremos y sequías.

Greenpeace reclama al gobierno español, desde la campaña de cambio climático, que clausure las centrales térmicas de carbón y ponga fecha final a la venta de coches de combustión antes de 2030, "por el planeta y nuestra salud".

Fuente: Arainfo

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